El Consejo Provincial del Azuay ha creado fuentes de empleo para los reclusos, artesanos y pequeños industriales que fabrican mobiliario escolar
El Prefecto Paúl Carrasco, promotor del programa, con miembros de los
organismos participantes del convenio, en una inspección al taller penitenciario,
observa el avance de los trabajos.
El Centro de Rehabilitación de Varones de Cuenca se ha convertido en sitio de trabajo para sesenta reclusos que se ganan tiempo y dinero mientras cumplen o esperan condenas por haber cometido los más variados delitos.
La iniciativa fue del Gobierno Provincial del Azuay, para crear empleo a través del programa de infraestructura educativa, del proyecto Mejoramiento de la calidad y acceso a la educación básica financiado con aportes del Banco del Estado y el canje de la deuda Ecuador-España.
El proyecto prevé el uso de 2 ´009. 292 dólares entregados por el comité binacional del canje de la deuda al Gobierno Provincial, para la construcción de 334 aulas, la fabricación de 12 mil pupitres y la capacitación de 400 maestros para ascensos de categoría, más el adiestramiento a cinco mil, para el manejo de textos escolares elaborados por el Ministerio de Educación Pública.
El rubro de infraestructura educativa contempla dos convenios, uno terminado para la fabricación de 2.080 pupitres para párvulos; 3.007 para escolares y 1.940 para colegiales, por 243.445 dólares, más un segundo convenio para 350 pupitres para párvulos; 3.500 para escolares y 1.150 para colegiales, por 199.400 dólares, que está en marcha.
Pupitres terminados listos para distribuirse,
llenan las bodegas del Gobierno Provincial.
llenan las bodegas del Gobierno Provincial.
Tras las rejas, los reclusos ocupan el tiempo en actividades
de provecho para sí mismos y para la sociedad.
Al programa de infraestructura educativa se vinculan también un grupo de empresarios de la pequeña industria, artesanos calificados, la agencia incubadora de empleo y negocios ACUDIR y las universidades de Cuenca y del Azuay, que cumplen actividades de veeduría y garantizan el fiel cumplimiento.
El componente social más interesante es la ocupación de la mano de obra de los reclusos penitenciarios, pues permite mantener en ocupación productiva a 60 personas que han encontrado empleo y oportunidades de capacitación para reinsertarse a la sociedad con opciones laborales una vez que recuperen su libertad.
Para ampliar el abanico de generación de empleo se ha dividido el trabajo de construcción de pupitres por especialidades: los reclusos se dedican a cortar los tableros de madera, el lijado, el lacado y el embalaje, mientras artesanos y pequeños industriales hacen labores de metalmecánica y ensamblaje de las piezas de madera con las estructuras de metal.
La remuneración a cada persona que interviene está reglamentada de tal manera, que crea incentivos para quienes trabajan más. Tanto en la cárcel, como en los talleres artesanales, se ha producido mejoramiento y modernización de equipos, para que los pupitres tengan perfección en el acabado, conforme las normas de calidad que son rigurosamente supervisadas para que se las cumpla.
La Unidad de Desarrollo Humano del Gobierno Provincial del Azuay, bajo la dirección de Byron Pinos Abad, es responsable del programa, debiendo destacarse el rol que cumplen Guido Ortiz, recluso con libertad condicional, para asumir funciones de liderazgo, así como Lenín Zúñiga, técnico de la agencia ACUDIR, quienes cumplen con esmerado empeño tareas de coordinación para el éxito del programa.
Está previsto aprovechar esta experiencia para impulsar en el futuro programas similares, mediante estudios de mercado, para la fabricación de muebles comerciales con una marca de garantía, a fin de aplicar los conocimientos adquiridos en beneficio de las organizaciones artesanales y los internos penitenciarios, asociación que permitiría hacer efectiva la rehabilitación social y a la vez asegurar fuentes productivas para pequeños empresarios y artesanos locales.
Las bodegas del Gobierno Provincial del Azuay, en Monay, están repletas de los muebles estudiantiles fabricados mediante este sistema, los que empezarán a ser distribuidos en los planteles de la provincia conforme terminen los otros componentes del proyecto integral denominado Mejoramiento de la calidad y acceso a la educación básica, que incluye la construcción de aulas escolares, la capacitación a los maestros y la entrega de textos escolares.
El programa es considerado exitoso, por la calidad del acabado de los muebles producidos, así como por los logros alcanzados como aporte a soluciones ocupacionales y económicas en beneficio de sectores deprimidos de la sociedad.
Pequeños artesanos de metalmecánica tienen oportunidad de
participar de los beneficios del programa de mobiliario educativo.
Los muebles acabados, listos para ser distribuidos en planteles
del Azuay, llenan las bodegas del Consejo Provincial, en Monay.