Julio CarpioUn estudiante de Historia de los primeros años ya podría explicar lo que pasó en 1989 y 1991. Fue la caída del Imperio Ruso. Nada más o nada menos. No fue el desplome del Cielo Y, con ello, no se evaporó el conocimiento humano



el túnel del tiempo

Buenos Aires, Junio del 2007. Restaurante LA GUEYA, en El Centro. Un grupo de ecuatorianos €“ turistas y residentes aquí €“ y argentinos celebra un cumpleaños. El 15 de Enero pasado, en Quito, Rafael Correa Delgado había asumido la presidencia del Ecuador. Los vinitos repetidos facilitan la conversación.

A -- ¿Sabes? Ayer, me llamó por teléfono la esposa de Carlos Estévez. Al pobre hombre, le han diagnosticado un cáncer. Los médicos le dan nada más que unos seis meses de vida

B -- Aconséjale que se vuelva al Ecuador

A -- ¿Por qué?

B -- Porque allá todo llega con treinta años de atraso.

C -- Es un chiste cruel Te ríes del dolor de Estévez y de nuestra ingenuidad nacional

B -- Ciertamente. De los dos dolores Aunque a mí también me duelan

D -- ¡Caray! Estos izquierdistas nos han metido en el túnel del tiempo

E -- ¡Oye! El túnel del tiempo es un invento de los ocultistas o de los surrealistas. Y, en él, no solamente se puede retroceder También se puede avanzar O quedarse suspendido en el presente. ¿Por qué crees vos que los izquierdistas están retrocediendo? Ellos han insistido siempre en que miran para adelante

B -- No hay contradicción Miran para adelante y caminan para atrás.

H -- Pero, para hacer eso, no hace falta estar en el túnel del tiempo. Se lo puede hacer en cualquier parte.
B -- ¡Justo! Lo están haciendo en las galerías del Palacio de Carondelet.

G -- No sean tan criticones. Dejen que el gobierno de Correa actúe lo suficiente. Después, hablen Algunos de ustedes deben ser (esboza una sonrisa) de la derecha torcida

B -- Y vos de la izquierda siniestra (Agrega un gesto similar a la sonrisa del contertulio anterior).
A a I -- Y vos, ¿qué haces allí, calladito? Habla. Demuestra tu cultura. Hazte ver

I -- Mira. Los zurdos son como esa señora que nunca pasó de los 32 años; porque esa era la edad que le gustaba. La edad que les gusta a los zurdos es los setenta. En ellos, se quedaron.

G -- ¿Zurdos? ¡Qué palabrita tan comedida! Oye, ¿vos no serás un facho ? (Ya no hubo el amago de sonrisa).

H -- ¿Qué pasa? ¿Hemos vuelto a la Guerra Fría? ¿No hay un nuevo orden mundial? ¿Estamos más perdidos que una gaviota en Bolivia?

Esta es una fantasía. Pero, bien puede ser una realidad. Porque la fantasía €“ como el agua en el suelo - penetra fácilmente en el terreno de la realidad. Adelante.

Cuenca, Ecuador, año 1992. En 1989, había caído el Muro de Berlín. En 1991, se había disuelto la Unión Soviética. Una de las universidades de dicha ciudad. Una sala de uso múltiple. Una conferencia sobre investigación universitaria. Diserta un médico marxista, con semejes de sociólogo. Subtema: Los métodos. Abstracciones. Imprecisiones. A ratos, unos galimatías. En otros, -- al estilo del ex presidente Osvaldo Hurtado -- las palabras se le corrían más allá de los conceptos; o no alcanzaban a llegar a ellos. En un punto, el conferenciante hace una digresión; y la termina con este comentario:

-- Bueno , después de lo que ha ocurrido recientemente con el socialismo, nos hemos quedado sin teorías, sin explicaciones, sin esquemas válidos

Sentimos un codacito. Y un vecino nuestro de asiento nos susurra:

-- ¡Ah, pucha! Estamos jodidos

Tenemos ganas de reír. Pero, el ambiente no nos lo permite. A diferencia de nuestro alarmado vecino, la audiencia permanece indiferente, impávida. No da indicios de sentir la trágica situación intelectual en la que "estamos" sumidos. Y, por otro lado, -- para nosotros €“ la ingenuidad del expositor es casi patética. ¿Podemos reírnos de eso? Y, por añadidura, tenemos un poco de vergüenza ajena y propia: He ahí, una fotografía instantánea de la universidad ecuatoriana. (La que €“ según el mismo ex presidente mencionado €“ llevará al país adonde ella vaya A propósito, ¿ a dónde nos ha conducido o nos está conduciendo? ¿Lo sabe usted?).

Tuvimos, por un momento, ganas de pedir la palabra e intervenir. Pero, -- pensándolo mejor €“ no lo hicimos. Algunos profesores €“ los más apurados o los más aburridos €“ ya se retiraban. Y había, también, un pequeño riesgo: El comentario pertinente podía parecer descortés o arrogante Pero, -- quizás €“ valga la pena decir hoy lo que íbamos a decir entonces. Ahí va.

-- El General Perón €“ lo mencionamos no por afinidad; sino, solamente, por nombrar a alguien €“ le observó una vez a un interlocutor: López, no se imagine que yo soy tan simple como para andar, por ahí, midiendo la realidad con la vara de un solo dogma Veámoslo así, doctor. Un catedrático, un intelectual o, simplemente, una persona inteligente e informada no puede quedarse sin teorías, sin explicaciones, sin esquemas Debe tener amplitud de miras. O no es, realmente, lo que parece ser Y, por otra parte, un estudiante de Historia, de los primeros años, ya podría explicar lo que pasó en 1989 y 1991. Fue la caída del Imperio Ruso. Nada más o nada menos. No fue el desplome del Cielo Y, con ello, no se evaporó el conocimiento humano En aquel imperio, el marxismo €“ su entrañable e irreemplazable ideología, doctor €“ fue la última justificación teórica del expansionismo de Moscú. Antes, -- en el tiempo de los zares €“ las justificaciones habían sido el nacionalismo ruso, el paneslavismo Las tres ideologías hicieron €“ para el Imperio Ruso €“ el mismo papel que hizo el Catolicismo para el Imperio Español. Siempre hay explicaciones, doctor; aunque éstas no sean, precisamente, las más fáciles de encontrar o las que más nos gustan Gracias.

Lo que acabamos de contar fue una realidad. Pero, bien pudo haber sido una fantasía. (Otro cualquiera de los cuentos inventados.) Porque la realidad €“ como el agua en el suelo €“ penetra fácilmente y, a veces, plenamente, en el terreno de la fantasía. He aquí, pues, fantasía y realidad mezcladas ¿Podremos, así, comprender, más o menos bien, lo que está sucediendo, en el Ecuador, en estos confusos y conflictivos días?

 

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