Por Eliécer Cárdenas
Cabe colegir que los comités planteados en defensa de la llamada Revolución Ciudadana se parecerán más al modelo chavista que al cubano, aunque con ingredientes específicos del clientelismo político a la ecuatoriana |
El anuncio que el Presidente Rafael Correa formulara en el acto realizado en el estadio Atahualpa, el pasado 10 de agosto, con ocasión de posesionarse en un nuevo período de funciones, respecto a la conformación de comités barriales, o familiares, al estilo de los comités de defensa de la revolución en Cuba, o similares de la Venezuela de Hugo Chávez, ha generado toda clase de reacciones en el país, mayoritariamente adversas, ya que se indica que con tal iniciativa se pretendería introducir un sistema de espionaje ciudadano de carácter totalitario, al estilo de la Cuba de Fidel Castro, el stanilismo o el nazifascismo, donde los habitantes eran vigilados por estos comités y, eventualmente, reprimidos por sus actitudes contrarias al poder. Desde que en plena Revolución Francesa se instauraron los tristemente célebres Comités de Salud Pública, este tipo de organizaciones compuestas por vecinos encargados de evaluar la conducta cívica de quienes habitan en determinada zona poblada, ha sido fuertemente cuestionada, ya que en principio significa que el estado tiene la potestad de extender sus redes tentaculares hasta la intimidad hogareña, a fin de conocer cómo piensan los ciudadanos. En Cuba, por razones de supervivencia de la Revolución, al principio de los sesentas del pasado siglo se crearon los CDR, organismos vecinales conformados para luchar contra los enemigos del proceso, entre ellos saboteadores y terroristas. De hecho, en el transcurso de los años estos CDR fueron los encargados de movilizar a los vecinos en las tareas de construcción del | socialismo, y fueron también utilizados por los servicios de seguridad a fin de identificar a potenciales o reales enemigos de la revolución, hecho este último que despertó la censura de los organismos internacionales de defensa de los derechos humanos. |