La desgracia llegó temprano a Santa Isabel la mañana del 29 de septiembre: un bus de transporte estudiantil atropelló y quitó la vida a dos alumnos frente a su colegio, cuando iban a la jornada educativa
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Estas gráficas, de diario El Mercurio, muestran escenas del percance que causó duelo y dolor en Santa Isabel. |
Juan Cabrera y Gabriela Saquicela fueron arrollados por el vehículo que descendía sin frenos y sin control por el pronunciado declive de la vía. El automotor prosiguió la marcha vertiginosa para impactar contra otros cuatro carros estacionados, causando más de 25 heridos, sustos y terror.
Este que es un accidente más de los que ocurren a diario en el país por la circulación de vehículos con fallas técnicas, frenos en mal estado o conducidos con irresponsabilidad, pasará como uno más entre tantos. Solamente los familiares de las víctimas lo recordarán todas sus vidas.
Mientras las autoridades de gobierno y de tránsito repiten anuncios incansables sobre la seguridad en el tránsito, mientras se aprueban normas legales que nunca se las aplica, mientras la formación de choferes profesionales es un negocio lucrativo, las calles y carreteras ecuatorianas continuarán pintándose de rojo y serán cementerios nadie sabe hasta cuándo.
La tragedia conmovió a los habitantes del cantón azuayo. Cientos de padres de familia se aglomeraron, estupefactos, para presenciar el espectáculo de sus hijos o compañeros de sus hijos sangrando, lesionados, con llanto y desesperación.
Gran parte de la responsabilidad de estos hechos recae sobre las autoridades encargadas de controlar las condiciones técnicas de los vehículos. Se conoce que el conductor del bus escolar se percató con anterioridad de las malas condiciones de los frenos, pero se arriesgó a reanudar la marcha luego de salvar un primer obstáculo y quedar con el carro parado. La conciencia de su responsabilidad, es una de las cosas emergentes que es preciso inculquen a los choferes las autoridades y los encargados de su formación.