Las conmemoraciones propician la celebración festiva y la reflexión. Cuando Cuenca recuerda su independencia, bienvenidos los programas para saludar la gesta libertaria del 3 de noviembre de 1820, con alegría y civismo, sin desaprovechar la ocasión para valorar los nuevos tiempos y mirar con optimismo el futuro.

Hay razones para afirmar que Cuenca vive tiempos nuevos. Va quedando atrás aquella realidad repetida y lamentable, de que la ciudad se hacía sola, con el exclusivo esfuerzo de sus hijos, olvidada del poder centralistas de los gobiernos.

Muchas razones pueden haber €“y las hay- para discrepar con conductas y procedimientos gubernamentales que generan comentarios polémicos, pero sería injusto ignorar que por primera vez hay una visión integral de país, con preocupación por las necesidades y aspiraciones de cada región y provincia.

En el caso del Azuay, la vialidad había sido tema permanente de reclamos y protestas. Las obras en marcha en este sector, son realmente de magnitud y además con empeños de calidad y perduración. El negocio de las ampliaciones de plazos y la ejecución deficiente de obras, parecería haberse eliminado: y esto es saludable y digno de reconocimiento.

El proyecto Mazar, aspiración y necesidad de la región y del país, está por terminar, para generar un aporte significativo de energía. Los medios de comunicación, con la tradicional manera de ejercer su oficio, han sido acuciantes para abordar las deficiencias de la vialidad o la postergación de Mazar, pero cuando estos temas €“como muchos del diario vivir- han perdido su mensaje de protesta y son realidad, no llaman la atención para ser noticia.

En diversos órdenes de la vida diaria se palpa renovación, que empieza por la presencia de mentes y rostros nuevos en la gestión pública. Hay cambio, superación de etapas, jubilación de conductas y personajes que cumplieron o incumplieron su labor pública. Vale destacar las obras de proyección social en marcha, con énfasis en sectores humanos que habían sido, realmente, ignorados.

Las presentes celebraciones de la Independencia de Cuenca   ofrecen razones para activar el optimismo de los habitantes de esta otrora preterida parte de la Patria, para encarar con energía los retos cambiantes del presente y del porvenir.

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