Por Yolanda Reinoso


Yolanda Reinoso


De pronto se encuentra uno entrando en cabañas hechas de fibras naturales, reforzadas con junco, de una forma redondeada y amplias en su interior, frescas y un tanto oscuras, como una cueva que preservaba los alimentos frescos y mantenía a los indios en un ambiente cómodo



JamestownQuien diga que ya conoce Estados Unidos tiene que haber pasado necesariamente por Jamestown, el primer asentamiento inglés en tal territorio, pues esta colonia conservada hasta hoy y visitada por turistas de todo el mundo, es más que un sitio donde recrearse: es un lugar donde puede uno pararse e imaginar sin mucho esfuerzo cómo debió ser la vida en el siglo XVII cuando Inglaterra fundaba colonias y extendía su territorio a este lado del mundo. Ubicada en lo que hoy es el Estado de Virginia, esta colonia fue el punto de encuentro de tres culturas en conflicto: los colonizadores ingleses, los nativos de la zona, los indios Powhatan, y los esclavos africanos traídos a América.

Así pues, como si el tiempo hubiese retrocedido, de pronto se encuentra uno entrando a cabañas hechas de fibras naturales, reforzadas con junco, de una forma redondeada y amplias en su interior, frescas y un tanto oscuras, hechas a propósito como una cueva que preservaba los alimentos frescos y mantenía a los indios en un ambiente cómodo. Este pueblo indígena tenía prácticas manuales harto desarrolladas mucho antes de que los ingleses llegaran: como nuestros indios, cultivaban el maíz y lo usaban en diferentes alimentos que cocían en piedras planas al calor del fuego logrado tras frotar vigorosamente las piedras que la naturaleza ofrecía. Se alimentaban también de calabazas y granos.

JamestownSe ven vestimentas colgando de cuerdas de fibra natural, y es un atuendo femenino el que llama mi atención por evocar una imagen antes vista ya: hecho de piel natural, procesada a la manera de la comunidad Powhanta, con motivos y diseños que adornan tanto la falda como la pechera, lo que da cuenta de un elemento artístico común en la mente del pueblo: se trata de Pocahontas, cuya historia, como sabemos, ha pasado ya al cine en distintas versiones no siempre fiables.

Dentro de las cabañas hay arcos y flechas, vasijas, platos de cerámica pintados de vistosos colores, herramientas talladas en piedra para cortar, punzar, moler, todo tan rústico y tan eficiente en el uso. Como emblema de dos mundos encontrados, no lejos de la zona de cabañas, se ven edificios claramente europeos, con ese gusto inglés inconfundible, plasmado aun en la fachada de la iglesia establecida como punto primordial del sometimiento del indio al europeo.

Allí, la administración del sitio conservado ha puesto a laborar a varios empleados que, vestidos a la usanza inglesa de la época, muestran a los visitantes los instrumentos usados en las prácticas militares de los ingleses, pues la constante tensión que debe haber reinado entre nativos e ingleses era una advertencia de las futuras guerras de independencia que se llevarían a cabo.

JamestownEn este ambiente tan bien recreado, y gracias a la conservación de artículos auténticos de la época, así como de la recreación de embarcaciones que trajeron al Nuevo Mundo no sólo a gente de ciudades del Reino Unido, sino además a esclavos africanos, no es difícil imaginarse a John Smith, tembloroso al estar cautivo entre los indios, que buscaban la liberación de los suyos en manos de los colonizadores, así como a otras mujeres indígenas que, como Pocahontas, deben haber visto su vida cotidiana trastocada tras la llegada de los ingleses, mientras el río James seguía su curso y la naturaleza tan verde propia de la zona era el escenario de abusos y pequeños triunfos, amoríos y muertes, cambios y luchas por imponer su propia forma de vida, tanto en un bando como en otro. Es decir, la historia de Jamestown tiene mucho en común con la de nuestras tierras colonizadas por los españoles.

Una actitud saludable caracteriza al museo de Jamestown: la narración de la historia de lo que hoy es el pueblo estadounidense, se cuenta sin resentimientos hacia la colonización, y ésta jamás se refiere como culpable de los problemas actuales del país. He ahí algo que podemos aprender.

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