Jaime Roldós llegó a la Presidencia en 1979 con el voto de los ecuatorianos que apoyaron sus propuestas de transformación económica y social. Similar esperanza está en el ambiente hoy
Cuando van a cumplirse treinta años del retorno a la constitucionalidad tras las dictaduras €“junio de 1970 a agosto de 1979 -, es interesante refrescar la memoria sobre el ajetreo político de entonces y compararlo con el de los presentes días.
Elegido Presidente José María Velasco Ibarra en julio de 1968, casi dos años soportó la camisa de fuerza de la Constitución y el 22 de junio de 1970 se proclamó dictador, para ser derrocado el 16 de febrero de 1972 por el general Guillermo Rodríguez Lara, a quien a su vez echó del poder el triunvirato de Alfredo Poveda, Guillermo Durán y Luis Leoro, en enero de 1975.
Los partidos fueron silenciados hasta anunciarse a fines de 1977 el plan de retorno constitucional. Un proceso engorroso, lento, dudoso, en el que estuvieron involucradas figuras políticas que pugnaban por retomar las riendas del país para evitar grandes modificaciones en la administración, en la economía, en las relaciones sociales.
Las dictaduras de Velasco Ibarra y de los militares tuvieron como norte impedir el encumbramiento de Asaad Bucaram, de Concentración de Fuerzas Populares, alcalde de Guayaquil aparentemente invencible en las urnas, una amenaza para los sectores oligárquicos que gobernaron en toda la historia.
Bucaram fue desterrado a Panamá y agrandó su imagen, por lo que su retorno la dictadura militar creó argumentos supuestamente legales para cerrarle el paso: no podía ser Presidente del Ecuador un hijo de extranjeros. Los padres de Bucaram eran libaneses.
Jaime Nebot Velasco €“padre del hoy Alcalde de Guayaquil, también de antecedentes libaneses-, Ministro de Gobierno de la dictadura, hizo públicos documentos genealógicos por los cuales el nombre de Asaad Bucaram sería Fortunato Kouri Burage.
Impedida su candidatura, a Don Buca, no le quedaba sino buscar a alguien que, bajo la tutela de su popularidad, fuera a la Presidencia con auspicio de CFP. Y acertó con Jaime Roldós, joven abogado con formación política de visión moderna que hizo binomio con Oswaldo Hurtado Larrea, otro joven abogado, apenas conocido, como el naciente movimiento político al que estaba vinculado: la Democracia Cristiana.
Bucaram le llevó al poder a Roldós, su sobrino político, casado con Martha Bucaram. El proceso de retorno constitucional fue difícil, cargado de trabas y trampas. La primera vuelta fue el 16 de julio de 1978 y los resultados electorales apenas se los proclamó en diciembre tras polémicos episodios saturados de anulaciones de votos y denuncias de fraude.
Los rivales fuertes de Roldós eran Raúl Clemente Huerta y Sixto Durán Ballén, quienes pujaban por llegar a segunda vuelta a como diera lugar, más que con los sufragios, con los escrutinios. Al fin se enfrentó Roldós con Durán Ballén en la segunda vuelta el 29 de mayo de 1979 y llegó a la Presidencia al grito de La Fuerza del Cambio.
Roldós asumió el 10 de agosto de 1979 con aceptación masiva del pueblo ecuatoriano. Su triunfo fue histórico: alcanzó 1 ´025.148 votos, frente a 471.657 de Durán Ballén. En las anteriores elecciones de 1968, Velasco Ibarra llegó a 280.316 sufragios, frente a 264.266 de Andrés F. Córdova. Por primera vez, con Roldós-Hurtado, un candidato presidencial pasó del millón de votos.
Bucaram, elegido Presidente del Congreso, creyó tener todos los poderes con el discípulo en la primera magistratura. Pero ni Roldós ni Hurtado eran presas fáciles de las ambiciones del viejo político que lideró la oposición. Además, si bien escogió al candidato presidencial, Roldós y Hurtado conquistaron con sus méritos la voluntad del electorado, sin sentirse en deuda con Don Buca.
La intención de cambio tropezó en el Congreso. En enero de1981 el Perú invadió el territorio ecuatoriano y el país se vio envuelto en escaramuzas bélicas para defender su soberanía y su integridad. El 24 de mayo del mismo año, el Presidente Roldós, su esposa y varios miembros de su comitiva perecieron en un accidente aéreo en la provincia de Loja, clausurando un ciclo vital, un plan político y los sueños de cambio que entonces, como hoy, son una esperanza.
Un clamor popular de ayer y de hoy
En la fastuosa ceremonia de asumir la Presidencia el 10 de agosto de 1979, Roldós tuvo frases insistentes sobre el cambio y otras premonitorias de su destino trágico: "Hablo a los distinguidos visitantes y todo el pueblo, para decirles que el sol de libertad que nace hoy, solo podrá tener ocaso al precio de nuestras propias existencias".
"Más de un millón de electores €“dos de cada tres votantes- se decidieron por el cambio, por un cambio prudentemente audaz, sin estridencias ni mentira. Cambio en orden, quizá lento para algunos y demasiado rápido para otros, en todo caso seguro y, por cierto, sin sacrificio de las libertades".
El 24 de mayo de 1981, en el estadio olímpico Atahuallpa, al conmemorar la Batalla del Pichincha, habló sobre la guerra con el Perú y sobre el año y medio de gobierno: "Hemos avanzado 21 meses bajo un gobierno constitucional, cuánto significa esto en países como el nuestro, en los que ganar la estabilidad democrática implica conquistarla día a día "
" A partir de ahora impulsaremos con mayor firmeza el proceso de cambio económico-social, que constituye el único afianzamiento serio de la democracia Hoy no estamos en la bonanza del petróleo ni con los grandes precios del cacao y del café. Por el contrario vivimos una época de crisis internacional de estos productos y sin embargo, controlamos la economía nacional".
Y terminó en medio del estallido de aplausos de la multitud, invocando al Ecuador heroico que triunfó en Pichincha, el Ecuador heroico de la Cordillera del Cóndor y "Este Ecuador amazónico desde siempre y hasta siempre". Horas después, murió en el percance aviatorio.