El Alcalde Francisco Pulido | Los ríos Jucar y Huécar se han abierto paso a través de los milenios, labrando una imponente formación geológica sobre la que se ha erigido la ciudad desde tiempos anteriores a la era cristiana, para ser patrimonio árabe hasta el siglo XII, cuando el Rey Alfonso VIII en 1177 la conquista para España y la cristiandad, pasando la mezquita musulmana a convertirse en la Catedral en cuyo entorno la ciudad ha desarrollado su historia y su destino. Las casas colgadas hacia precipicios formados por la acción milenaria de los ríos, son un desafío arquitectónico monumental que marca la fisonomía del centro histórico de Cuenca, caracterizado por callejuelas, recovecos, puentes, rincones recoletos, subidas, bajadas y graderíos, junto a los cuales se levantan santuarios y edificaciones con blasones, enrejados, portones y balcones que testimonian siglos de diversidad cultural, de vocación religiosa y de historia.
El Ayuntamiento se erige sobre portales que dan acceso a la Plaza Mayor, en cuyo entorno luce una policromía de fachadas que infunden alegría al cuadrilátero irregular con tiendas, puestos artesanales y comedores de tradición culinaria que invita a disfrutar a los turistas.
La riqueza cultural e histórica de la ciudad se preserva con esmero en conventos y museos localizados en el antiguo casco urbano, mientras el desarrollo moderno se aprecia en otro núcleo de calles amplias, avenidas y edificaciones modernas, en la planicie baja, donde transcurre la vida comercial intensificada a partir del siglo XX.
Todo lo que pueda decirse en el intento por describir a la ciudad española, capital de la provincia de su mismo nombre, resultará infructuoso frente a la exposición gráfica de sus calles, edificios y paisajes. Las fotos dicen más que los textos sobre la Cuenca española, hermana mayor de la Cuenca ecuatoriana, también Patrimonio Cultural de la Humanidad desde diciembre de 1999. |