Para Daniel Páez, de 19 años, con la cabeza llena de música, la juventud es tiempo para vivir intensamente y para disfrutar con medida, sin descuidar de prepararse para después

Daniel Páez

Continuador de una tradición familiar de gente que dejó huellas en el campo musical, a los trece años compuso la canción Ya no es un juego, dedicada a una adolescente que fue el primer amor de su vida.

A los diez años ya se vinculó a la música y empezó a mostrar sus aptitudes por la guitarra, el piano y el canto. A su temprana edad, es dueño de una trayectoria con numerosos triunfos en eventos musicales dentro y fuera del país, que le convierten en una promesa de largo alcance.

Confiesa llevar los pentagramas en las venas. El bisabuelo Víctor Manuel Salgado, fue creador del género nacional de los cachullapis; el abuelo, José Salgado, creó y dirigió la orquesta Salgado Juniors, que hizo época por los años 60 del siglo pasado. Por fin la madre, Jeaneth Salgado, dueña de una voz melodiosa, ganó en 1980 el Festival OTI a nivel nacional con la canción En un instante, de Pancho Betancourt.

Y en la familia hay más gente que hace música. "Mi tío Larry es Director de la Orquesta del Municipio de Quito", dice orgulloso de ser miembro de una tradición artística que, además, le garantiza que trajina por camino correcto. También sus hermanos menores andan en preparativos para sumarse a la tradición.

En este año ha sacado a luz la canción Otro Día sin ti, que la ha tomado una productora brasileña de TV para fondo principal de la telenovela Almas Gemelas que la transmite el canal ecuatoriano ECUAVISA.

Aquella primera canción que la compuso a los 13 años la ha sometido a arreglos y perfeccionamiento, para grabarla en un disco cuyo lanzamiento oficial espera hacerlo próximamente en los Estados Unidos, con auspicio de una casa que le ofrece calidad y buen sonido. Es un tema romántico.

Daniel PáezDaniel no encasilla su producción en un género. "Yo compongo para el gusto del más variado público, joven o adulto, con estilo romántico, para que le letra y la música la asimile cualquiera a su situación personal. No cultivo un género específico", dice.
La música la lleva en la sangre y mientras la cultiva quiere hacerlo de lo mejor, con metas que trascienden las fronteras nacionales. Actualmente cursa estudios de Música en la Universidad de los Hemisferios, en Quito, pero cuando domine el campo de compositor y arreglista, quiere optar por otra carrera complementaria: espera ser un profesional en el campo de la Comunicación Audiovisual.

Extraño a los problemas sociales y políticos, lo que le absorbe por completo es la música. "No comparto vincular el arte con lo político o lo social, aunque no se si con el tiempo pueda vislumbrar esas posibilidades y alternativas", dice.

Lo que sí aspira es a que su música contribuya a estimular el ánimo de los jóvenes y critica la falta de autoestima que se expresa en ciertas conductas juveniles. "Es lamentable €“dice- que hay gente de mi edad que no cree en sí misma y piensa que no vale nada: siempre hay algo que dar y siempre uno debe estar seguro de que vale para algo".

Por eso, cree que la juventud es el mejor tiempo de la vida de prepararse para hacer aquello que cada quien sabe es capaz de hacerlo de la mejor manera. "No hay que precipitarse y debemos hacernos proyectos para el futuro, pues inclusive en lo personal, no tiene sentido apresurarse en el matrimonio, que debe llegar cuando sea el momento oportuno de afrontarlo".

Daniel Páez, un joven soñador lleno de sonidos y pentagramas en la cabeza, no deja de ser un joven maduro que, a los 19 años, camina con paso firme por los escenarios de la vida juvenil.

 

   
Daniel Páez
 
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      "No comparto vincular el arte con lo político o lo social, aunque no se si con el tiempo pueda vislumbrar esas posibilidades y alternativas"    

 

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