Por Julio Carpio Vintimilla

 

Julio Carpio Vintimilla

Acordémonos que los voluminosos "diagnósticos" y "planes de desarrollo" €“ nada más €“ de ciertas universidades han costado unos cinco millones de dólares Y han terminado €“ quizá felizmente €“ archivados y olvidados. Felizmente, porque la ejecución de ciertas chambonerías propositivas puede ser más costosa y perjudicial que su mera producción

 

La gestión educativa es una buena muestra de la incompetencia casi general del gobierno correísta. (Hasta el momento, sólo hay un sector en el cuál este gobierno trabaja con notoria eficacia: la concentración del poder.) Y no nos extraña Es lo normal; si no hay una estrategia, si no hay unos planes, si no tenemos un buen liderazgo. Y, además, tiene razón el Presidente: Trabaja con unos equipos de tercera Y eso sólo €“ aunque fuera la única deficiencia €“ ya sería bastante grave. Y, así, entramos en la cuestión de hoy. Al hacerlo, tenemos una consideración muy pertinente: Ese pobre equipo de tercera, ¿no es el mejor que podían darle nuestras mediocres y malas universidades? Claro, por supuesto. Más no le podían dar. Nadie da lo que no tiene. No les pidamos peras a los sauces Y, más bien, continuemos, a pasos grandes, con nuestro tema.
Y el paso siguiente es el ya manoseado asunto de la evaluación de los maestros. ¿Hay que evaluarlos? En principio, sí.

No puede ser de otra manera. Todos de acuerdo. Pero, en concreto, -- y aquí y ahora €“ el asunto se dificulta y se complica. ¿Por qué? Pues, porque €“ al parecer €“ no se está evaluando en forma oportuna, ni competente, ni independiente ¡Malos defectos! (Y no les estamos dando la razón, de ninguna manera, ni a la UNE, ni al MPD. Señalémoslo claramente y curémonos en salud. ) Y porque, además, ya aparecieron las usuales y feas dudas. El agua original €“ que no se veía muy transparente €“ se ha enlodado un poco. (Partidas para satisfacer el clientelismo magisteril de Alianza País; intento de desmochar la dirigencia magisteril del MPD; campaña para aumentar el desprestigio de este partido, etc. Eso es lo que se dice. ¿Quién puede saber la verdad ?) En conclusión, algo lamentable: la sonada evaluación ya es un asunto confuso, chueco y mal llevado. .. ¿Vale la pena seguir con ella? ¿Se podrá seguir con ella? Habrá que esperar y ver.

Un paso más. Sería muy distinto sí, por ejemplo, se hiciera un estudio global de la educación ecuatoriana. (Nótese que los maestros sólo son una parte de la escuela. Y, a su vez, que la escuela es sólo una parte de la educación total.) Un estudio que incluya aspectos tales como: alfabetismo, cantidad y calidad de la educación por grupos y áreas, idoneidad de los oficios y las profesiones, formación política y ciudadana, educación artística, educación física y deportes, educaciones especiales, adecuación o inadecuación de la educación ecuatoriana para el desarrollo, marcos sociales, económicos y políticos, valores, etc. Es decir, una evaluación educativa de todas las personas y de todos los ámbitos. ¿Cuánto costaría? ¿Unos cincuenta o cien millones de dólares? (Un bombón que les haría agua la boca a una docena de burócratas y a otra docena de consultores.) Acordémonos que los voluminosos "diagnósticos" y "planes de desarrollo" €“ nada más €“ de ciertas universidades han costado unos cinco millones de dólares Y han terminado €“ quizá felizmente €“ archivados y olvidados. (Felizmente; porque la ejecución de ciertas chambonerías propositivas puede ser más costosa y perjudicial que su mera y simple producción ) Pero, en fin, ¿ganaríamos mucho con esto? Mucho, no. Seguro. ¿Por qué? Pues, porque ya sabemos lo que sabemos: lo esencial Sabemos lo que nos revela el empirismo sensato; lo que calcula el ojo del buen cubero; lo que adivina el buen tuntún; lo que nos han dicho los extranjeros ¿Qué más queremos? No insistamos innecesariamente. Dejemos ahí las cosas...

¿Hay que evaluar a los maestros? En principio, sí, pero al parecer no se está evaluando en forma oportuna, ni competente, ni independiente, sin que esto signifique dar la razón a la UNE ni al MPD

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