Por Leonardo Berrezueta
Es hora de que los cuencanos veamos a la Cuenca en la que habitaremos en un futuro no muy lejano un millón de habitantes, esa Cuenca donde crecerán nuestro hijos, nietos y bisnietos, aprendiendo y conociendo sobre su pasado, forjando su presente y proyectando su futuro |
Para hablar de la Cuenca del futuro, es necesario trasladarse en el tiempo y observar los hechos que han marcado la historia de la ciudad y la han convertido en un eje fundamental de la construcción de un Ecuador grande y próspero. A la luz de la historia, es necesario reconocer a Cuenca, como la ciudad región más importante en la época incásica al haberse asentado en estas tierras la mítica Tomebamba natal de Huaynacápac, el penúltimo Inca del Tahuantisuyo. Santa Ana de los Cuatro Ríos de Cuenca, es fundada por orden del Virrey del Perú Don Andrés Hurtado de Mendoza, originario de Cuenca de España. El Marqués de Cañete, como se lo conocía a Hurtado de Mendoza, habría ordenado al otrora Gobernador de Quito Gil Ramírez Dávalos para que fundara en la provincia del Tomebamba, una ciudad con el mismo nombre de la cual el Virrey era oriundo. Es así como en un lunes santo, el 12 de abril de 1557, se funda la Cuenca que ahora nos acoge y nos invita a verla como la ciudad región más importante del sur del Ecuador en base a los retos que se han impuesto quienes la administrarán en los próximos años. Al fundar Cuenca, Ramírez Dávalos determinó que los límites de la ciudad, los cuales, según el acta de la fundación, que reposa en el museo Remigio Crespo Toral serían: " por el septentrión el pueblo de indios llamados Tiquizambe (Tixzán), a diez y siete leguas de Cuenca, por el medio día, el río de los Jubones, a catorce leguas; por el levante, Macas y Zuña, o sea hasta la orilla derecha del río Upano, a veintiocho leguas; y por el poniente, hasta los términos de la isla de Puná, a catorce leguas ". Esos límites que ahora han visto crecer a la tercera ciudad más importante del Ecuador, han sido fieles testigos | de la nobleza de su gente, y del crecimiento constante de una Cuenca que mira al futuro sin olvidar su pasado y sin descuidar su presente. La Tomebamba de Huaynacápac de 40 hectáreas de extensión, la Cuenca colonial de 200 hectáreas de la ciudad vieja, han visto crecer a esta Cuenca del siglo XXI con mucha tenacidad, esfuerzo pero sobre todo con valentía. Es hora de que los cuencanos veamos a esa Cuenca en la que habitaremos en un futuro no muy lejano un millón de habitantes, esa Cuenca en donde crecerán nuestro hijos, nietos y bisnietos, aprendiendo y conociendo sobre su pasado, forjando su presente y proyectando su futuro. La responsabilidad de quienes estarán al frente de esta Cuenca, ciudad de los mil aleros, es enorme, pues el reto de llevarla a convertirse en la gran Ciudad Región del Austro Ecuatoriano como polo de desarrollo al sur del Ecuador, marca un hito en la historia de la construcción y evolución de la Atenas del Ecuador. Un punto de inflexión será mejorar el tránsito y transporte, con transportes alternativos como el Tranvía y la Bicicleta. Mirar al desarrollo económico a través de una "Ciudad de las Ciencias" será una forma de decirle al mundo que en Cuenca, nace el conocimiento y el peso académico que esta sociedad competitiva necesita. Seguir soñando como lo hicimos no hace mucho, será siempre una constante. Seguir peleando por una sociedad más justa, será siempre una necesidad. Seguir construyendo una Cuenca más humana y solidaria, será siempre motivo de noches de insomnio. Así se forja esta Cuenca, en medio de sus recuerdos en el Tomebamba, cultivando el esfuerzo de sus hijos y cosechando la grandeza de su historia. |