Por Alba Luz Mora
| No sólo representa el comienzo de la superación de un problema racial de siglos en USA y otras naciones, sino la nueva forma de ver a la sociedad contemporánea, en situación de igualdad, revestida de un humanismo bien entendido que rebasa las circunstancias de raza, sexo y ubicación en el planeta |
El mundo espera mucho de Barak Obama, nuevo Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica. Su juventud, su sólida formación en las mejores universidades de Norteamérica, su paso como Senador por el Congreso de su país y su experiencia e innegable talento constituyen garantía de entendimiento y progreso. El no sólo representa el comienzo de la superación de un problema racial de siglos en USA y otras naciones, sino la nueva forma de ver a la sociedad contemporánea, en situación de igualdad, revestida de un humanismo bien entendido que rebasa las circunstancias de raza, sexo y ubicación en el planeta, donde la prioridad es el ser humano con similitud de condiciones y derechos. Dentro de la sociedad norteamericana Obama encarna una visión demócrata renovada, objetiva y llena de sensibilidad, que indudablemente contrasta con la anterior, cerrada, dominadora, que sometió a sociedades del medio oriente en confrontaciones bélicas innecesarias y muy duras. | Sin ningún complejo y mejor con robusta personalidad, nos ha dejado sentir en sus primeros decretos presidenciales que ha rubricado, que tiene claro el panorama mundial y regional, que la crisis económica de su país con repercusiones en todas las economías del mundo, es uno de los desafíos mas importantes para su programa de gobierno unido a la política que adoptará frente al problema social de los migrantes.
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