La estética, el paisaje y la técnica armonizan en una obra arquitectónica que no solamente invita al hospedaje sino a permanecer dentro de sus instalaciones
que son por sí mismas un destino turístico
que son por sí mismas un destino turístico
El hotel Howard Johnson es un nuevo referente urbanístico y de progreso de Loja, a la vez que un establecimiento del ramo de los más modernos y mejor equipados del Ecuador. La imponente fachada, en un barranco del barrio Zamora, es visible desde varios kilómetros al aproximarse a la ciudad. La estructura arquitectónica de doce plantas se acopla a la | Frontis del imponente edificio en las calles Zoilo Rodríguez y Antisana. | topografía de cuatro mil metros cuadrados de superficie accidentada, para hacer del paisaje una singular fortaleza del conjunto hotelero: desde los balcones y ventanales del frente se domina el panorama de la ciudad y la profusión de cerros del entorno. La aglomeración urbana y la agreste geografía sorprenden, admiran y asombran a la vez. |
En las doce plantas del edificio hay 73 habitaciones entre simples, dobles y swites; dispone de cinco salones para eventos; gimnasio, SPA, piscina, baños sauna, turcos, área de masajes y el parqueo para cuarenta vehículos. La terraza panorámica, en el nivel de la piscina, es un mirador entre estructuras con arcos y pilares que parecen enmarcar en postales gigantescas el paisaje espectacular de la ciudad y sus alrededores. En un ángulo entre la torre del edificio y la montaña una cascada se precipita por un tortuoso lecho de piedras que salpican el agua creando sensaciones de frescura, entre un espacio verde y plantas ornamentales en floración. | ||
Ambientes interiores del hotel de categoría internacional. |
Para la construcción del edificio se utilizó materiales de producción nacional y también importados, con acabados de lujo. El mármol del piso es originario de Italia y del Perú; las alfombras y la grifería son estadounidenses; los ascensores coreanos; los equipos de cocina de Italia y Estados Unidos; la cristalería, francesa.
El hotel ha sido diseñado para asegurar la comodidad, la seguridad, el descanso y la distracción de los usuarios. Las áreas sociales y de habitaciones son independientes, para evitar interferencias o molestias. En las habitaciones hacia el frente, contrasta la visión próxima de la ciudad de 150 mil habitantes con sus grandes edificios, las torres de los templos, los parques y avenidas, con el silencio y la paz permanente al interior.
El paisaje urbano y el paisaje rural son opciones previstas como elementos de contraste en la planificación del edificio. Por las ventanas hacia atrás, salta a la vista el desnivel de la montaña con las rocas y la vegetación, especialmente los pencos, como si el hotel estuviera enclavado en un paraje campestre de la serranía.
Para convertir en realidad el proyecto hotelero se juntaron la capacidad empresarial de los promotores, con la experiencia de profesionales ecuatorianos y la asesoría especializada internacional. El grupo Ger Morales, de Colombia, participó en la planificación del edificio y actualmente la administración y operación está en manos de la firma GHL, también de Colombia.
A los socios originarios se sumaron Gonzalo y Guillermo Eguiguren, padre y primo de Claudio y cuando la obra estaba en marcha, la Universidad Técnica Particular de Loja, convertida en socio estratégico, pues dadas sus vinculaciones nacionales e internacionales, utiliza el hotel para constantes eventos y para el alojamiento de personal vinculado a ella. Además, entre los 45 empleados del hotel, buen número es de profesionales formados en este plantel de educación superior. El 40 por ciento de las acciones es propiedad de la Universidad.
La obra es fruto del trabajo de equipos profesionales multidisciplinarios: en planificación los arquitectos Alfredo Valdivieso y Jorge Quinde; en cálculos estructurales el ingeniero ambateño Francisco Fernández; en la dirección técnica de la obra, los ingenieros Luis Suárez y Santiago Loaiza; en la dirección administrativa, Guillermo Eguiguren, Luis Suárez y su hijo Luis Alberto; la terminación de la fachada y la decoración del edificio, la compañía Oleas Chávez, de Quito.
Un azuayo alojado en Loja
Luis Suárez
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| Luis Suárez, ingeniero azuayo, fue a Loja en 1980 al empezar la carrera profesional, y acabó convertido en un ciudadano más de esa ciudad, donde hizo vida, hogar y descendencia. Graduado de bachiller en la Academia Militar Dominicana, de Cuenca, donde fue abanderado como el mejor estudiante, pasó a la Escuela Superior Politécnica del Ejército, en Quito, hasta graduarse de ingeniero en 1977 e iniciar su ejercicio profesional en Pasaje, provincia de El Oro, en una obra vial del Cuerpo de Ingenieros del Ejército. Un día le visitó Claudio Eguiguren, compañero lojano de estudios universitarios, que le propuso un trabajo en PREDESUR, y tentado por una mejor remuneración, fue a la ciudad que la haría suya para siempre. Allí se dio tiempo para incursionar también en la construcción privada, junto con el compañero de aulas universitarias, para levantar viviendas y venderlas: primero casas aisladas, luego urbanizaciones en diferentes barrios y también los primeros edificios en altura de la ciudad que se proyectaba hacia formas de desarrollo moderno, pujantes y nuevas. Ya en Quito los dos se habían estrenado levantando un edificio. |
En 1981 firmó para siempre su carta de naturalización en la ciudad que le acogió un año antes, pues contrajo matrimonio con la dama lojana Gloria Arias, la compañera con la que construiría el resto de su vida y la de los suyos. Vinieron los hijos €“dos varones y una mujer- y han empezado por fin a llegar los nietos.
Hombre de iniciativas audaces, en 1990 construyó el hotel Libertador, el más amplio y moderno de Loja, con el que inició la modernización y profesionalismo en los servicios de hospedaje en la ciudad donde hasta entonces esta actividad no pasaba de ser precaria improvisación. Antes de emprender en el flamante Howard Johnson, había levantado grandes construcciones en Loja, entre ellas el edificio Panorama y el condominio Las Zarzas.
La calidad del servicio y la satisfacción de los usuarios del Libertador se convirtieron en éxitos y frutos. Al hotel se sumaron actividades paralelas como una agencia de viajes y una empresa para rentar vehículos. Estabilizado en su gestión empresarial, Suárez se dio por recorrer el mundo acumulando conocimientos y experiencias que las aprovecharía en sus propios negocios.
Al comenzar el siglo XXI ya era personaje notable de Loja, donde ejerció la presidencia de la Cámara de la Construcción, de la Cámara de Turismo, fue nominado el mejor empresario lojano y tuvo bajo su responsabilidad la organización de una exitosa Convención Nacional de Turismo. El año pasado la Fundación Turismo y Comercio y la Asociación Hotelera del Guayas le confirieron la Presea del Pacífico al Turismo, asignada al empresario del ramo con sobresaliente gestión nacional.
En 2004 convino con su antiguo compañero universitario, Claudio Eguiguren, en constituir la Compañía Hotelera y de Servicios Almendral, para emprender en una obra hotelera de grandes proporciones: fue la partida de nacimiento del hotel Howard Johnson que acaba de inaugurarse.
Claudio es Presidente de la Compañía Almendral y Luis Suárez Gerente. Los compañeros inseparables desde las aulas universitarias han sido capaces de emprender juntos en proyectos cada vez más grandes, respaldándose mutuamente, en un marco de armonía y transparencia en el trabajo y en el manejo de las inversiones.
Las iniciativas audaces y la voluntad emprendedora de Luis Suárez, con el apoyo de sus socios, han logrado para Loja, con el hotel Howard Johnson, abrir unas gigantescas puertas hacia horizontes de desarrollo en el mundo globalizado del presente siglo.