La declaratoria de la UNESCO marcó un hito entre la Cuenca de los siglos transcurridos desde la fundación y la que se proyectaba a partir del siglo XXI

La declaratoria de Cuenca como Patrimonio Cultural de la Humanidad €“hace diez años- fue uno de los grandes acontecimientos celebrados por unanimidad por los habitantes, no solo de esta ciudad, sino del Ecuador.
El título sustituyó a los calificativos anteriores de homenaje a la ciudad: ciudad de la eterna primavera, Atenas del Ecuador, ciudad cargada de alma, entre los más conocidos.
El miércoles 1 de diciembre de 1999 el Alcalde Fernando Cordero, a las 7 de la mañana, interrumpió los informativos de las emisoras de Cuenca para decir emocionado "Somos Patrimonio", llamando desde Marrakech, donde los miembros de 21 países integrantes del Comité Mundial de la UNESCO, por unanimidad, acababan de aceptar a Cuenca en la lista de ciudades patrimoniales del mundo.
La noticia produjo una explosión colectiva de entusiasmo. Gente de todos los sectores sociales, políticos, culturales, económicos y populares, salieron al parque central atraídos por el repicar de campanas y el desfile de zanqueros, colegiales con bombas de colores, para celebrar el acontecimientos histórico. En la tarde y noche, en una tarima frente al edificio municipal, grupos de canto y danza ofrecieron un espectáculo de homenaje a la ciudad imbuida de alegría y autoestima en forma extraordinaria, en medio de juegos pirotécnicos, castillos y globos elevándose al cielo.
La declaratoria fue la culminación de un proceso de instituciones cuencanas que, desde los años 70, empezaron a valorar los singulares méritos del paisaje, la arquitectura y la gente, como elementos dignos de un reconocimiento trascendental. El 9 de marzo de 1982 el Gobierno expidió un decreto declarando el centro histórico de Cuenca bien cultural de la nación y ese mismo año la Municipalidad creó la Comisión del Centro Histórico.
El afán de precautelar los bienes patrimoniales fue cobrando intensidad con iniciativas municipales, de la Universidad, de colegios profesionales. En 1988 se restauraron edificios como el hospital San Vicente de Paúl, monasterio de las Conceptas, museo Remigio Crespo, la Casa de Chaguarchimbana y la Catedral Vieja. Ese año la Municipalidad creó la presea José María Vargas, para premiar cada año la mejor restauración de un inmueble patrimonial.
La gestión decisiva para tramitar el reconocimiento mundial la inició en junio de 1998 el Alcalde Fernando Cordero, que presentó en las oficinas de la UNESCO, en París, el expediente que sería sometido a un exhaustivo análisis de entidades especializadas, hasta culminar el 1 de diciembre de 1999 con la aceptación unánime de los miembros del Comité Mundial de Ciudades Patrimoniales de la UNESCO, en Marrakech, bajo la dirección de Abdelaziz Touri, que aprobaron la propuesta favorable planteada por el delegado del Japón en julio de ese año.
En los diez años transcurridos, se ha acrecentado el prestigio de Cuenca como ciudad capaz de valorar su pasado y proyectarse al futuro respetando su historia y su paisaje, pues precisamente, la convivencia armónica del entorno con la gente y la arquitectura, fundamenta el título honorífico que reconoce los encantos naturales, culturales y humanos de la ciudad. La ocasión es propicia, también, para revisar las falencias en la protección de los patrimoniales y asumir acciones que impidan, en el futuro, depredación de inmuebles que debieron preservarse y han sido arbitrariamente demolidos en tiempos recientes.

La recuperación del patrimonio

El Ministerio de Coordinación de Patrimonio y el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural han cumplido una gestión positiva para restaurar templos, inmuebles, muebles, museos y bienes inmateriales, en Cuenca y en el Azuay, como en el resto del país.
La declaratoria de emergencia en el sector patrimonial, impulsó una intensa acción protectora en la ciudad de Cuenca, mediante intervenciones en numerosos bienes patrimoniales, incluidos sitios arqueológicos. Templos y museos de la ciudad lucen el esplendor de su arquitectura y son objeto de admiración y respeto por propios y extraños, fortaleciendo la imagen cultural de Cuenca.

Santo Domingo y San José de El Vecino, dos muestras de la riqueza de la arquitectura religiosa patrimonial de Cuenca

Adicionalmente, se ha dotado a más de 30 bienes patrimoniales de sistemas de seguridad electrónica, con alarmas y sensores, así como se ha procedido a la fumigación para el tratamiento emergente de mitigación por efectos de plagas en bibliotecas, notarías y archivos.
El título de Cuenca como Ciudad Patrimonio Cultural de la Humanidad, es una responsabilidad que obliga a las instituciones y a los ciudadanos, a velar porque la ciudad sea cada vez más digna de ese honor y haya una permanente gestión para preservarlo, pues los organismos internacionales están vigilantes de las obligaciones que implica tal declaratoria.




Suscríbase

Suscríbase y reciba nuestras ediciones impresas en su oficina o domicilio llamando al 0984559424

Publicidad

Promocione su empresa en nuestras ediciones impresas llamando al 0999296233