Una crisis obrero patronal iniciada en julio prosigue al inicio de diciembre y las pérdidas causadas se aproximarían a 20 millones de dólares |
Siete años antes, en 1955, Octavio Chacón Moscoso, Gerente del Banco la Previsora en Ambato, había conversado la iniciativa a Filomentor Cuesta, productor de caucho en esa ciudad, para emprender la aventura, desafiando a sectores productivos de Guayaquil y Quito reacios a que no se instalase en una de esas ciudades un proyecto de tal magnitud. La presencia de Enrique Arízaga Toral en la legislatura, fue un puntal de apoyo a la obra.
La fábrica General, de Ecuadorian Rubber Company (ERCO), semilla del Parque Industrial que se crearía en su entorno, fue la más grande empresa del austro ecuatoriano, surgida como una salida a la crisis por la debacle del negocio del sombrero de toquilla.
En 1987 la fábrica ERCO se asoció a la transnacional Continental General Tire y amplió sus mercados fuera del país, especialmente a los países de la Comunidad Andina.
A lo largo de su trayectoria ha enfrentado conflictos obrero patronales repetidos que, inclusive, han amenazado con el cierre de la planta o su traslado a otro país, como en 1984 y 1990, cuando la empresa anunció a las autoridades del Trabajo la liquidación, pero logró arreglar los pleitos judiciales para seguir operando en Cuenca.
El 31 de julio de este año se inició una huelga de obreros, con un pliego presentado al Ministerio del Trabajo. La medida duró hasta el 31 de agosto, para dar paso a una tregua de 45 días durante los cuales no se dieron conciliaciones. La medida de hecho, reanudada entonces, prosigue al empezar diciembre y las partes esperan la sentencia de segunda instancia, luego que en la primera el fallo fue favorable al sector patronal.
Según datos de la empresa, la medida provoca grandes pérdidas: se dejan de producir seis mil llantas cada día, equivalentes a 310 mil dólares, que sumados al tiempo de paralización, alcanzarían entre 18 y 20 millones.