Por Julio Carpio Vintimilla

 

Julio Carpio Vintimilla

Siete de cada diez argentinos votaron contra los Kirchner.En definitiva, la respuesta popular al planteo electoral tramposo o engañoso   fue la indignación; que, paradójica y felizmente, vino acompañada con la razonabilidad y la sensatez El pueblo no siempre es perro; ni borrego, ni burro como pretenden los fascistoides y los despectivos

 

No es, exactamente, el fin de los Kirchner. Pero, bien podría ser el comienzo de su fin; la apertura de su etapa final. Al respecto, las elecciones del 28 de Junio del 2009 fueron un hito destacado de la vida política de la Argentina. (Un   muy oportuno estudio   de Mariano Grondona €“ titulado EL POSKIRCHNERISMO €“ ha mostrado, claramente, la importancia del asunto.) Cualesquiera   sean las decisiones que, de ahora en adelante, vaya tomando Néstor Kirchner, €“ o la llamada Pareja K o el kirchnerismo €“ otro largo e importante período neopopulista se empieza a cerrar. Un período caracterizado por una enorme concentración de poder y una viciosa y creciente centralización administrativa. (Hasta los documentos de identidad se expiden en Buenos Aires, y tardan muchos meses, y aún años, en llegar a sus destinatarios en las provincias del interior.) Un período ideológicamente anticuado. (Marxistoide, setentista; con una cierta obsesión del pasado y mucha despreocupación del futuro.) Un período extraño: insensato, pugnaz, caprichoso, inconsciente, ineficaz Un período imprevistamente suertudo: por la muy favorable coyuntura económica internacional. Nada nuevo, por supuesto. Sólo el fortalecimiento del conocido impoliticismo nacional. Sólo la acentuación enfermiza de ciertas viejas tendencias. En palabras culinarias, el mismo menú, con porciones más grandes.
 
Las últimas elecciones fueron muy forzadas; y, en buena medida, vergonzosas .Eso de los candidatos "testimoniales" fue la mejor expresión de la farsa, del engaño. (La palabra "testimonial" €“ el que da testimonio -- se usó aquí en el sentido de leal   o entregado a la causa; al interés de la facción, podría ser un concepto más exacto.) Pero, ¿qué hicieron en realidad los "testimoniales"? Pues, prestaron su nombre conocido -- ¿testaferros de primera? €“ para que constara en las papeletas electorales; sabiendo, de antemano, que no iban a asumir o que no se les permitiría asumir sus cargos. Estos individuos fueron principalmente peronistas. Principalmente; porque también los demás, por desgracia, usaron, en cierta medida, la triste y artificiosa modalidad. En otro sentido, como no había propuestas nuevas, ni claras, la gente no se interesó prácticamente en las elecciones. Sin exageración, se puede decir que ni siquiera llegó a comprenderlas. Pero, en cambio, si advirtió, claramente, la ineficacia y la mala intención de los políticos. De casi todos. Y, por eso, se rió, con indisimulada maldad, de las imitaciones televisivas de ellos en EL GRAN CUÁ‘ADO;   parte del espectáculo de Alfredo Tinelli. (La pequeña venganza de la impotencia y la indignación populares. Evidentemente, una válvula de escape ) Y €“ en otra línea de conducta, "constructivamente" €“ optó por votar sin más contra el kirchnerismo; decidiéndose por la Unión Cívica Radical y sus aliados. Siete de cada diez argentinos votaron contra los Kirchner.) En definitiva, la respuesta popular al planteo electoral tramposo o engañoso   fue la indignación; que, paradójica y felizmente, vino acompañada con la razonabilidad y la sensatez El pueblo no siempre es perro; ni borrego, ni burro. (Como pretenden los fascistoides y los despectivos.
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 La pareja Kirchner

Aunque si puede ser, frecuentemente, ingenuo, despreocupado e irresponsable.) Y, en algunas ocasiones, al menos, demuestra estar constituido por personas medianamente inteligentes y sensibles y   por un considerable número de verdaderos ciudadanos.
Pero, en el fondo, ¿qué pasa en la Argentina? Pues, que el país se ha detenido; y se ha frustrado, hasta €“ se podría decir €“ que se ha traumatizado. La larga enfermedad populista no cede. Sólo, extrañamente, cambia de síntomas; manteniendo la virulencia de siempre. Y el radicalismo €“ el partido de la clase media €“ no es capaz aún de asumir las cualidades socialdemócratas; que le hacen mucha falta desde hace varias décadas. (Hay unos cuantos partidos menores y provinciales; que, en el conjunto nacional, pesan poco.) La democracia argentina, al momento, está muy debilitada. No hay un funcionamiento expedito de los tres poderes del estado; ni funcionan bien los organismos de control político y social. La prensa está intimidada. (Pero, no tanto como en el Ecuador. Por su mayor fuerza y su mejor calidad relativa, quizás puede resistir mejor las presiones oficiales.) Las estadísticas oficiales se "confeccionan" a la medida. Hay inseguridad jurídica. La criminalidad parece seguir aumentando. Hay inflación. La educación ha retrocedido. (Aunque sigue siendo la mejor de América Latina, es deficiente en una escala mundial. Y, para los argentinos, eso es lo que importa ) Buenos Aires €“ dice un diplomático boliviano €“ es, en lo principal, la misma ciudad de los años cincuenta (En el último medio siglo, se ha modernizado mucho menos que la mayoría de las capitales de   nuestra gran región.) ¿Habrá que decir que la Argentina carece de un proyecto nacional? No es necesario, por supuesto Y, por ello, la comparación con el Brasil €“ que surge cada dos por tres €“ es tan desfavorable

Volvamos a las figuras de hoy. Kirchner es el enemigo de Kirchner. €“ escribía Joaquín Morales Solá, hace poco. Lo entendemos bien y no nos sorprendemos. Sabemos que una tendencia a la autodestrucción está en la esencia misma de las personas autoritarias y dictatoriales. ¿Se acuerdan ustedes de Velasco Ibarra? Nadie como él para ganar unas elecciones. Y nadie como él, también, para fallar en el importante y prosaico día a día de la administración pública. Y, más temprano que tarde, lo que tenía que pasar, pasaba: Un momento de esos, los errores se acumulaban y sumaban; y se producía la debacle. Y Velasco €“ que parecía no darse cuenta de lo que había estado pasando €“ se mostraba sorprendido: ¡Me arrojé sobre las bayonetas! €“ dijo una vez. ¡Ah, caray! ¿Es que no tenía ojos para ver, oídos para oír y cabeza para discernir? No, señor; realmente, no los tenía. Los autoritarios son ciegos parciales, obnubilados. Ensimismados. Y no se dejan asesorar. Por eso, se equivocan grande y frecuentemente; hacen daño y se hacen daño. No les pidan ustedes sensatez y claridad mental a estos hombres. Es que, simplemente, no las tienen Los dictatoriales son quijotes en el peor sentido de la expresión: en la inadecuación, en la desmesura, en la arbitrariedad, en el disparate. Kirchner entra perfectamente en esta regla. Finalmente, se autoderrotó. (En rigor, no lo derrotó la débil oposición.) Aplique usted estas observaciones a   nuestros actuales autoritarios latinoamericanos. Les viene de perlas.

¿Podrá el kirchnerismo manejar la transición? Esta es la gran pregunta del momento. Obviamente, la Pareja K y sus seguidores no saben manejarse en el campo de la persuasión y el consenso. Por eso, dijeron que €“ si perdían €“ se venía la catástrofe. Por eso, en su entorno, se ha hablado hasta de un abandono del gobierno Ellos €“ con cierta paranoia €“ siempre sostuvieron que sus "enemigos" los querían destituir Pero, la gente, en verdad, no quiere que los Kirchner se vayan. Quizá sería para peor. La gente quiere nada más que una transición ordenada; quiere que los Kirchner procedan €“ aunque sólo sea por necesidad y excepción €“ con seriedad y sensatez. Pero, ¿hacerlo será una misión imposible para ellos? Lo veremos. Y remachemos: La cordura es lo que hoy día impone la terca y cruda realidad argentina. Esa realidad que los Kirchner se negaron a ver. Empecinadamente      
 

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