El Ministerio de Salud Pública del Ecuador declaró la emergencia sanitaria para controlar la enfermedad, luego que han perecido 17 personas por la enfermedad

 

funcionario del aereopuerto de Cuenca

 

 En el aeropuerto de Cuenca, un funcionario utiliza una mascarilla para evitar el contagio por el trato con las personas provenientes de diferentes lugares

La pandemia de la gripe AH1N1 amplía su acción por todos los países del mundo y en el Ecuador el gobierno ha decretado la emergencia sanitaria cuando los infectados sobrepasarían de los 700 y el número de muertes confirmadas por la enfermedad llegó a 17, hasta el 29 de julio.


Lo que primero fue una noticia sobre un mal aparecido en México, a la vuelta de tres meses se ha convertido en una epidemia mundial que empieza a provocar temores en todos los países.


En la provincia del Azuay   tres casos de muerte se han producido por la gripe extraña que ha provocado momentáneos cierres de establecimientos educativos ante el temor del contagio que resultaría fatal de hacerse masivo.


La declaratoria de emergencia sanitaria permite que el Ministerio de Salud Pública disponga de atribuciones para asumir medidas precautelares para controlar la epidemia, como la suspensión de espectáculos y eventos masivos cuando las circunstancias lo ameritaran. También, para que se le asigne los recursos necesarios a fin de contratar los servicios profesionales y adquirir los medicamentos que hagan posible combatir la enfermedad.


Gradualmente, la propagación de la gripe ha ido acentuándose y ha llegado al punto en el que provoca temores y empieza a asustar al público, inicialmente reacio a tomar en serio su gravedad y los peligros. Cada vez es más usual ver gente utilizando mascarillas para aislar la boca y la nariz del contacto aéreo con el virus que podrían portar las personas con las que se trata en los sitios de trabajo, especialmente en aeropuertos y casas de salud.


En definitiva, es una realidad que la población del mundo está expuesta a un peligro de la gripe €“inicialmente llamada porcina- y ante esta evidencia lo que queda es tomar el riesgo en serio, conscientes de que lo que ha ocurrido a otras personas en otros lugares, puede pasar también en nuestro medio. Nada de creer, como suele ocurrir, que lo que pasa en otras partes no puede también estar presente aquí y con cada una de las personas.


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