Una pareja de artistas identificados con la vocación por el canto,
lo dejaron todo para realizarse en los escenarios del arte, la pasión de sus vidas
lo dejaron todo para realizarse en los escenarios del arte, la pasión de sus vidas
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Ricardo Echeverría |
Ricardo Echeverría, quiteño, llegó a Cuenca hace 20 años como comerciante y, aficionado a la guitarra, se encantó del cantadito de los cuencanos. Ya lleva grabados cinco discos.
El 29 de julio reciente ofreció al público la última producción, Buenos Momentos, una variedad de selecciones a dúo con Fernanda Rivera, artista cuencana dueña de una voz exquisita que se acopla maravillosamente al timbre grave de su compañero.
Cada uno de la pareja de amigos tiene su propia trayectoria, que acabó juntándose hace nueve años para hacer desde entonces lo más logrado de su vocación de artistas.
Ricardo había puesto en segundo plano los negocios y se dedicó a la música, cantando en eventos y dictando clases de guitarra a domicilio. Un día una alumna, Fernanda, le sorprendió por la finura de su voz y no pudo menos que proponerla a sumarse al proyecto de formar un grupo musical con otros amigos aficionados al arte.
Ella había cursado estudios de piano, canto y danza en el Conservatorio José María Rodríguez, pero se sentía más a gusto como aficionada a la música que como profesional, por lo que el encuentro con el maestro autodidacta le cayó de perlas.
En los inicios hicieron un trío con Nélson Sánchez; luego se hizo un cuarteto de voces y guitarras, con Vivi Farfán, mientras
El 29 de julio reciente ofreció al público la última producción, Buenos Momentos, una variedad de selecciones a dúo con Fernanda Rivera, artista cuencana dueña de una voz exquisita que se acopla maravillosamente al timbre grave de su compañero.
Cada uno de la pareja de amigos tiene su propia trayectoria, que acabó juntándose hace nueve años para hacer desde entonces lo más logrado de su vocación de artistas.
Ricardo había puesto en segundo plano los negocios y se dedicó a la música, cantando en eventos y dictando clases de guitarra a domicilio. Un día una alumna, Fernanda, le sorprendió por la finura de su voz y no pudo menos que proponerla a sumarse al proyecto de formar un grupo musical con otros amigos aficionados al arte.
Ella había cursado estudios de piano, canto y danza en el Conservatorio José María Rodríguez, pero se sentía más a gusto como aficionada a la música que como profesional, por lo que el encuentro con el maestro autodidacta le cayó de perlas.
En los inicios hicieron un trío con Nélson Sánchez; luego se hizo un cuarteto de voces y guitarras, con Vivi Farfán, mientras
Fernanda Rivera |
pasaban los años, pero también los integrantes del grupo. "Es difícil lograr la permanencia de los miembros, pues acaban por cansarse y viene la desintegración: es doloroso decirlo, pero en la realidad eso ocurre", dice Ricardo.
En 2000 apareció el primer disco de Ricardo, con el nombre romántico Desde el Ayer, donde constan interpretaciones de los más destacados clásicos del género en idioma español. Un año después, con el aporte de los colombianos Nigiret Alarcón y Juan Carlos Montes, grabó el CD Tú lo mejor de todo.
En 2004 Ricardo y Fernanda publican su primer disco a dúo, bajo el nombre de Inolvidables, con selecciones románticas que dejan apreciar el trabajo de los artistas no solamente por acoplar sus voces, sino por infundir a través de ellas la identidad de su interpretación, que es lo que más les satisface a ellos y al público.
Luego viene en 2007 el disco Entre Amigos, casi improvisado, pero no por ello menos logrado en calidad, pues fue una presentación en vivo, ante el público, en el Museo de Arte Moderno, que acabó transformándose en un CD por iniciativa de último momento, aprovechando que participaban en la programación los artistas colombianos Jaime Esteban Torres, Margarita Posada y Wilbert Alarcón, que se aprestaban a regresar a su país.
Por fin, ahora los dos artistas entregaron al público el disco de voces y guitarra Buenos Momentos, con canciones selectas para ofrecer un tesoro de arte a los amantes de la música. "Estamos contentos de haber vivido sin trabajar en los últimos diez años, haciendo solamente aquello que nos llena de satisfacción y nos realiza", dice con ironía Ricardo, para referirse de algún modo a lo difícil que es hacer del arte una forma de vida.
Por eso los dos son gratos con las empresas auspiciantes de su grabación: RC Comunicaciones, diario El Mercurio, Indurama, Nutrileche, La Tarde y Giardino, así como con las que les han ofrecido financiar el próximo disco que preparan con temas navideños para el mes de diciembre.
En 2000 apareció el primer disco de Ricardo, con el nombre romántico Desde el Ayer, donde constan interpretaciones de los más destacados clásicos del género en idioma español. Un año después, con el aporte de los colombianos Nigiret Alarcón y Juan Carlos Montes, grabó el CD Tú lo mejor de todo.
En 2004 Ricardo y Fernanda publican su primer disco a dúo, bajo el nombre de Inolvidables, con selecciones románticas que dejan apreciar el trabajo de los artistas no solamente por acoplar sus voces, sino por infundir a través de ellas la identidad de su interpretación, que es lo que más les satisface a ellos y al público.
Luego viene en 2007 el disco Entre Amigos, casi improvisado, pero no por ello menos logrado en calidad, pues fue una presentación en vivo, ante el público, en el Museo de Arte Moderno, que acabó transformándose en un CD por iniciativa de último momento, aprovechando que participaban en la programación los artistas colombianos Jaime Esteban Torres, Margarita Posada y Wilbert Alarcón, que se aprestaban a regresar a su país.
Por fin, ahora los dos artistas entregaron al público el disco de voces y guitarra Buenos Momentos, con canciones selectas para ofrecer un tesoro de arte a los amantes de la música. "Estamos contentos de haber vivido sin trabajar en los últimos diez años, haciendo solamente aquello que nos llena de satisfacción y nos realiza", dice con ironía Ricardo, para referirse de algún modo a lo difícil que es hacer del arte una forma de vida.
Por eso los dos son gratos con las empresas auspiciantes de su grabación: RC Comunicaciones, diario El Mercurio, Indurama, Nutrileche, La Tarde y Giardino, así como con las que les han ofrecido financiar el próximo disco que preparan con temas navideños para el mes de diciembre.
La música y mucho más...
El artista en su hobby de carpintería y un barco fabricado pacientemente a escala |
A Ricardo y Fernanda les une, aparte de la vocación por el canto, afinidades que van por las aficiones personales y también ciertas experiencias que no les dejaron mayores satisfacciones en la vida.
Á‰l €“ahora tiene 53 años, casado y padre de familia- había sido en la primera juventud piloto de avionetas de Ácaro que volaban de Quito a la amazonía o realizaba fumigaciones de sembríos agrícolas. Cuando dejó de volar, vino a Cuenca como comerciante de computadoras e impresoras, hasta dar con los horizontes por los que enrumbaría su vida en el arte.
Pero tampoco se queda en los límites de la música, pues gran parte del tiempo lo dedica a diseñar y fabricar en madera réplicas a escala de barcos que han sido objeto de su admiración. No le importa que pasen los meses y los años para terminar uno de esos objetos, que deben lucir, como su música, la máxima perfección.
"Yo diseñé y construí los muebles de mi casa, los closets y cajas de muñecas para mis hijas y fabrico cajones peruanos de música, originales instrumentos de percusión que se caracterizan por su especial sonido", dice. Además hace 15 años inventó una regleta musical que permite guiarse para aprender a tocar cualquier instrumento: un objeto laborioso, de exactitud matemática, pues él sabe más que nadie la relación que existe entre las matemáticas, los tonos y tiempos musicales.
Fernanda, por su parte €“soltera-, recuerda que se dedicó de lleno a la música cuando luego de trabajar 14 años en el Banco La Previsora, se quedó sin empleo cuando ese banco entró en crisis y desapareció en 1999.
Y tampoco se queda en la música, pues el tiempo libre lo dedica a la cocina y se encanta preparando los dulces tradicionales de Corpus o los bocaditos para eventos aprendidos de la abuela, María Teresa González, cuya cocinera le enseñó todos los secretos para que salieran más deliciosos que aquellos desnaturalizados en los puestos de venta, porque al industrializarse han perdido el sabor y el encanto de los productos artesanales caseros.
La dulzura de su voz, como la de las delicias que salen de sus manos expertas en la elaboración de los bocadillos, guarda un secreto íntimo ligado a la sensibilidad, a la tradición familiar y a la vocación por el arte.
Á‰l €“ahora tiene 53 años, casado y padre de familia- había sido en la primera juventud piloto de avionetas de Ácaro que volaban de Quito a la amazonía o realizaba fumigaciones de sembríos agrícolas. Cuando dejó de volar, vino a Cuenca como comerciante de computadoras e impresoras, hasta dar con los horizontes por los que enrumbaría su vida en el arte.
Pero tampoco se queda en los límites de la música, pues gran parte del tiempo lo dedica a diseñar y fabricar en madera réplicas a escala de barcos que han sido objeto de su admiración. No le importa que pasen los meses y los años para terminar uno de esos objetos, que deben lucir, como su música, la máxima perfección.
"Yo diseñé y construí los muebles de mi casa, los closets y cajas de muñecas para mis hijas y fabrico cajones peruanos de música, originales instrumentos de percusión que se caracterizan por su especial sonido", dice. Además hace 15 años inventó una regleta musical que permite guiarse para aprender a tocar cualquier instrumento: un objeto laborioso, de exactitud matemática, pues él sabe más que nadie la relación que existe entre las matemáticas, los tonos y tiempos musicales.
Fernanda, por su parte €“soltera-, recuerda que se dedicó de lleno a la música cuando luego de trabajar 14 años en el Banco La Previsora, se quedó sin empleo cuando ese banco entró en crisis y desapareció en 1999.
Y tampoco se queda en la música, pues el tiempo libre lo dedica a la cocina y se encanta preparando los dulces tradicionales de Corpus o los bocaditos para eventos aprendidos de la abuela, María Teresa González, cuya cocinera le enseñó todos los secretos para que salieran más deliciosos que aquellos desnaturalizados en los puestos de venta, porque al industrializarse han perdido el sabor y el encanto de los productos artesanales caseros.
La dulzura de su voz, como la de las delicias que salen de sus manos expertas en la elaboración de los bocadillos, guarda un secreto íntimo ligado a la sensibilidad, a la tradición familiar y a la vocación por el arte.