El Ecuador se ha fijado una meta a largo plazo para resolver la escasez de agua y los problemas ambientales: reforestar un millón de hectáreas en los próximos veinte años

El Plan Nacional de Forestación y Reforestación fue concebido en el gobierno de Lucio Gutiérrez, pero quedó menos que iniciado en su aplicación, hasta que lo reactivó el actual gobierno, pasándolo del Ministerio del Ambiente al de Agricultura y Ganadería, que creó el Programa de Forestación y Reforestación (PROFORESTAL), cuya gestión está en marcha.
La Dirección Técnica Zonal del Austro funciona desde octubre de 2008, con jurisdicción en Azuay, Cañar y Morona Santiago, provincias en cada una de las cuales están en marcha proyectos sustentados en bases técnicas, económicas y ambientales. Víctor Verdugo, ingeniero Agrónomo, está al frente de la dependencia austral y dio detalles del trabajo de la entidad a su cargo.
    En Azuay se arrancó con el programa El Mozo, en Cochapata, del cantón Nabón, en 200 hectáreas de propiedad de Rodrigo Dávila, con plantaciones de pinuspátula; en Cañar, en 124 hectáreas de Holger Ávila, con la especie Ochroma Piramidale, comúnmente conocida como balsa; y, en Morona, en la comunidad de Tsuntsuntsa, de Sevilla de Oro, cantón Morona, sobre 75 hectáreas con plantaciones también de Ochroma Piramidale.
Para desarrollar los proyectos, se hizo evaluaciones previas que pasaron a análisis de la Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo, con cuya aprobación el Ministerio de Finanzas sitúa los fondos según los requerimientos, desde enero del año en curso.
Las plantaciones, con 23 proyectos en el país, empezaron el 5 de febrero. En Azuay y Cañar, es apropiado el lapso entre fines de noviembre y fines de marzo para llevarlas adelante, por la presencia de lluvias que aseguran el prendimiento de las plantas. Las condiciones favorables del clima son imprescindibles para evitar riesgos. En Morona Santiago, en cambio, con humedad permanente, todo el año es propicio para las plantaciones.
El plan de forestación involucra, a más de personal de la entidad oficial responsable, al de gobiernos seccionales, de organismos no gubernamentales y líderes de comunidades, capacitados por especialistas de la Universidad Politécnica del Chimborazo y de Senplades, que en marzo dictaron cursos en Cuenca y Azogues y este mes lo harán en Macas.
El propósito es incorporar a los diversos sectores en una visión integral del campo forestal, con miras hacia la producción, satanizada por sectores ambientalistas radicales que priorizan las plantas nativas y desechan las de producción de madera. En todo caso, el Plan se aplica en terrenos que no están en uso y tienen aptitud forestal, respetando las áreas protectoras administradas por el Ministerio del Ambiente, los planes de desarrollo cantonal y de ordenamiento territorial y ordenanzas municipales. Por añadidura, se coordina y firma convenios con organismos involucrados en el manejo de cuencas hidrográficas y con instituciones que impulsan mancomunidades orientadas a desarrollar planes de forestación y reforestación.

 

El Plan genera beneficios sociales por el uso de mano de obra vinculada al dueño de los terrenos y los vecinos, con el pago de 14.5 dólares diarios en el trabajo de plantaciones, lo cual resulta importante considerando que el ciclo en especies de pino, eucalipto, cedro o nogal, en la Sierra, dura hasta 25 años; en la zona subtropical el período es de cinco a seis años y, en especies como el Teca, en la zona oriental, también hasta 25 años. Además, hay un mercado nacional e internacional insatisfecho por determinadas especies que pueden ser comercializadas con beneficios para los dueños de los terrenos. Las utilidades de Proforestal serán reinvertidas en nuevos programas.
La aplicación del Plan Nacional de Forestación y Reforestación traerá beneficios en cadena en lo ambiental, ecológico, en lo económico y social, pues aparte de afrontar los problemas relacionados con la desertificación, la erosión de los suelos y la carestía creciente de los caudales de agua, establece mecanismos de relación entre los sectores involucrados, para generar iniciativas de producción en las comunidades.