Todos los cronistas e historiadores que han aludido a los tiempos previos a la fundación y los que vinieron luego, hablan de la calle Santa Ana como una realidad anterior al 12 de abril de 1557

 

Antigua Calle Santana, Cuenca

Antes de que Gil Ramírez Dávalos le impusiera a Cuenca este nombre el 12 de abril de 1557, Rodrigo Núñez de Bonilla ya se había instalado en ella como Encomendero de los cañaris, bautizándola como Santa Ana de los Ríos.

El nombre obedecía a la tradición religiosa de los españoles de dar un patrono del santoral católico a los pueblos que fundaban en América y que a la vez aludiese a una notable característica de los sitios escogidos: en este caso, la abundancia de aguas en el paisaje regado por varios ríos.
Al fundarse la ciudad española el 12 de abril, la Calle Santa Ana fue un referente en la distribución de los solares. Ramírez Dávalos se adjudicó para sí dos cuadras: " la una a la parte, en la plaza pública de la dicha ciudad que la atraviesa una calle por medio que se dice la calle de Santa Ana y queda dividida la dicha cuadra, los dos solares de ella a una parte y dos a la otra ", consta en el acta fundacional.
Todos los cronistas e historiadores que han aludido a los tiempos previos a la fundación y los que vinieron luego, hablan de la calle Santa Ana como una realidad anterior al 12 de abril de 1557. De aquí su valor histórico. Junto con la calle, estaba también la acequia que aprovisionaba de agua a los vecinos y fuera motivo de frecuentes inundaciones y problemas.

Una vista desde lo alto de la antigua Calle Santana, Cuenca

Juan Chacón en el estudio "Vigencia de la Calle Santa Ana", da cuenta de un proceso judicial instaurado por las monjas carmelitas y de las conceptas, cuando se desvió el curso afectando a sus propiedades. También, de que el 6 de junio de 1580 el cabildo ordenó "que se vendan las calles questán a espaldas de la Iglesia Mayor", llegándose a un remate a fines del año siguiente, cuando la calle quedó reducida al tramo entre la actual Catedral de La Inmaculada y el edificio del colegio Seminario, que perdura hasta ahora y en el siglo XVIII fue conocido como "callejón de la soledad".
La pequeña calle Santa Ana ha permanecido clausurada en los extremos que van desde el parque Calderón hasta la calle Padre Aguirre, al menos desde que se construyeron la Catedral y el edificio del Seminario, parcialmente utilizada por una batería de servicios higiénicos del Seminario y una ampliación de la cocina del Salón Raymipamba.
Los intentos por reabrirla, dándole un valor histórico, habían fracasado al menos en los últimos 30 años, pero se han reanudado iniciativas para ponerla en funcionamiento, con diseños y características apropiadas al uso cultural. En el año

La antigua Calle Santana, Cuenca

2000, a poco de iniciada la segunda administración, el alcalde Fernando Cordero anunció la reapertura y hasta fueron exhibidos los planos pertinentes, pero al fin fracasó el proyecto, obstaculizado por el administrador del Seminario y a la vez Rector de la Universidad Católica de Cuenca.

Recientemente, la Universidad Católica devolvió el edificio a la Curia y el arzobispo Vicente Cisneros ha dialogado con la Municipalidad para facilitar la reapertura de la calle Santa Ana, para lo cual están en marcha estudios que permitan su mejor aprovechamiento.

Se trata de una vía de aproximadamente cien metros, cuyo acceso desde el parque Calderón tiene dos metros de ancho y va aumentando espacio hasta llegar a la calle Padre Aguirre en cinco metros.

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