por: José Ignacio De Alba

MÉXICO IPS.- La fotografía de otra víctima de feminicidio en México, Ingrid Escamilla, asesinada por su pareja, según su propia confesión, de que mutiló el cadáver de forma abominable, está en primer plano de lo que queda del cadáver, en la portada de dos diarios

Uno de ellos, el diario Pásala, publicó la foto de Ingrid desollada con el título “La Culpa la Tuvo Cupido”, en alusión al himno feminista de Las Tesis. La misma portada exhibe una mujer en bikini, imágenes abiertas a todo público -niños incluidos– desde los puestos de periódico, las redes sociales o Google.

“Muchas veces las filtraciones vienen del propio personal de la Procuraduría (fiscalía)”, explica Sayuri Herrera, abogada especialista en feminicidios. “A veces son los encargados de la carpeta, los peritos que tuvieron acceso al expediente o los policías de investigación que pueden acceder a ellas. En ocasiones, se filtra la información a partir de contactos e incluso se vende”, añade.

¿Pueden los medios de comunicación ser acusados por esta decisión editorial? “Por lo menos, ameritaría una demanda por daño moral”, advierte Sayuri Herrera. “Podría proceder por hacer este tipo de filtraciones contra la dignidad de Ingrid tanto como víctima, como con la familia”. Eso por lo que hace a medios de comunicación, “pero además las responsabilidades administrativas e incluso penales en que incurrieron los servidores públicos, tanto fiscalía como policía”, precisa.

En el caso del feminicidio de Ingrid Escamilla, en el que se capturó al presunto feminicida, la abogada Verónica Bérber menciona el único fin de publicar tanto las fotografías como el video de la declaración es alimentar el morbo. La filtración de esas imágenes, que eran absolutamente innecesarias y morbosas, de ninguna manera aporta a esclarecer los hechos. Es únicamente morbo, alimentar el morbo de la sociedad. La filtración del video del supuesto feminicida no tiene ninguna validez legal para el proceso. Ni fue asesorado por un defensor ni estuvo presente su defensor, por ende, no tiene valor probatorio. Fue para alimentar el morbo social, solamente para eso”, subraya la abogada.

A pesar de que el crimen sucedió el 9 de febrero por la noche, en las redes sociales se pudo percibir la indignación por el feminicidio después de las publicaciones. Al mismo tiempo se difundió un video donde un policía de la Ciudad de México interroga al detenido dentro de una patrulla y antes de llegar al Ministerio Público, hecho que podría armar a la defensa del acusado.

Desde administraciones anteriores, un rasgo característico de la fiscalía capitalina ha sido la filtración a la prensa. Uno de los casos más conocidos fue el del multihomicidio de la Narvarte. En julio de 2015, Mile Virginia Martín, Yesenia Quiroz Alfaro, Olivia Alejandra Negrete Avilés, la defensora de derechos humanos Nadia Vera y el periodista Rubén Manuel Espinosa Becerril fueron asesinados. Muchos medios publicaron fotos y versiones de la escena del multihumicidio. Incluso el diario Metro (del Grupo Reforma) difundió el nombre de un testigo clave de la investigación. El diario La Razón publicó diversas versiones de los hechos, todas falsas. Entre ellas, que los asesinatos sucedieron mientras había una fiesta y que los perpetradores y las víctimas se conocían. Acusando así a las víctimas de su propio asesinato.

Organizaciones como Artículo 19 señalaron que la fiscalía capitalina pretendía desviar la atención con información con las filtraciones a la prensa. En 2017 la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México emitió la recomendación al respecto. Ese mismo año, Lesvy Berlín Rivera Osorio, una joven de 22 años, fue asesinada por su novio en Ciudad Universitaria. De nuevo, hubo filtraciones, revictimización. Y por supuesto, protestas.

La comisión recomendó que “se aperturen investigaciones relativas a responsabilidades administrativas y/o penales de personas servidoras públicas por la filtración de información”. La fiscalía aceptó la recomendación, pero sigue sin controlar la filtración de fotografías y de información a la prensa de crímenes cometidos en la capital mexicana.

Uno de los casos más alarmantes es el señalado en la recomendación 09/2019 donde se señala a la Secretaría de Seguridad Pública y a la fiscalía capitalina como responsables de violar los derechos de 57 mujeres víctimas de la violencia entre los años 2016 y 2019 por parte de las autoridades. En al menos 20 de esos casos hubo filtraciones a la prensa.

De las 23 recomendaciones que emitió la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México durante 2019, 18 tienen como destinataria a la policía de la Ciudad de México y a la fiscalía local. En varios de los casos el organismo señala la “falta de diligencia y aplicación de perspectiva de genero”, además del “enfoque diferenciado en casos de crímenes contra mujeres”, “hostigamiento laboral” y “filtración de información en casos de feminicidio”.

Bérber, del Círculo Feminista de Análisis Jurídico, explica que mientras no haya sanciones las filtraciones seguirán. “Este tipo de casos no deben quedar impunes. Debe mandarse un mensaje a estas autoridades que incurren en este tipo de acciones de que son totalmente sancionables y reprochables”.

Ante el tratamiento mediático que se da, Bérber cree importante que se visibilice este fenómeno. Que sí, es necesario señalar que los feminicidios se cometen con una saña mucho mayor a la que podría cometerse cualquier privación de la vida de un hombre. Pero que las filtraciones son absolutamente innecesarias y denigrantes por lo que pueden emprenderse acciones legales en contra de quienes vulneraron así a la asesinada Escamilla y a su familia.

“La prensa debe tener esa ética profesional de saber qué no publicar y cuándo no publicarlo y lo saben perfectamente. No es una novedad, muy por el contrario, lo hacen con todo el dolo del mundo porque no ha habido consecuencias”, afirma. Lo que viene, explica, es que se haga una investigación seria para proceder a la sanción. Y resalta la importancia de esta consecuencia: “La sanción manda un mensaje a la sociedad y a las autoridades de que estas conductas no van a ser toleradas. Al final la fiscalía está mandando un mensaje totalmente contrario a lo que se busca, es decir vamos a privilegiar el mensaje político que es: verdad y justicia”, añade.

En un comunicado, la colectiva de Periodistas Unidas Mexicanas (PUM) hizo un llamado a la Fiscalía de la Ciudad de México a investigar, lo más pronto posible, cómo se permitieron las filtraciones de Escamilla. Además, condenaron la publicación de fotografías en los medios ¡Pásala! y La Prensa del feminicidio “Colegas, ¡ya basta! dejen de usar nuestros cuerpos desnudos, sexualizados y/o mutilados para sus contenidos.”

Para las PUM la manera en la que los medios abordan la violencia de género es relevante porque contribuye al entendimiento y al posicionamiento de la sociedad respecto del problema, y también a la creación de respuestas y soluciones:

“Si, por ejemplo, los medios fallan en nombrar correctamente el fenómeno, es decir, usan los términos “crimen pasional” o “problema doméstico” en lugar de feminicidio, contribuyen a la errónea percepción de que un feminicidio es un problema individual en lugar de social, y a la creencia de que la violencia contra la mujer no es un delito grave y que las mujeres son culpables o parcialmente responsables de lo que les pase”, afirma el colectivo.

“En el caso de la violencia contra la mujer y el feminicidio, los medios ayudan a perpetuar la violencia de género porque generan discursos misóginos o una plataforma para difundir esos discursos. El poder de los medios es tal que no sólo influye en la opinión pública, sino que decide qué problemas sociales existen y cuáles no”, asegura.

En cuanto a la perspectiva de género, PUM menciona que en la mayoría de medios no existe y por ende legitimizan prácticas discriminatorias con una visión exclusivamente masculina: “Para los medios, los hombres que son agresivos, dominantes y abusan de sus parejas hacen simplemente lo que se espera de ellos. Mientras que las mujeres que no encajan en el estereotipo de mujer buena y sumisa son consideradas responsables de su propio abuso. Esto, a pesar de que la llamada violencia de pareja es un problema de salud reconocido, y a pesar de que el feminicidio es una causa persistente de muerte para las mujeres”, denuncia.

La mayoría de periódicos que informan de feminicidios lo hacen en sus secciones policiales. Los productos que se publican son artículos de nota roja, que se centran en eventos en los que hay violencia implícita, pero que son inusuales o rompen el código moral de la sociedad o las leyes. Esta sección está llena de eventos como siniestros, accidentes, robos, violaciones y asesinatos. La información es vista como mercancía en lugar de bien público, y explotar la crueldad es particularmente rentable.

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