Mesa directiva: Juanita Bersosa, coordinadora de la cita en Cuenca; Boris Cornejo, Presidente de Fundación Esquel; Francisco Salgado, Rector de la UDA, y la Vicerrectora Martha Cobos.

Una Mesa de Convergencia el 19 de febrero por iniciativa de la Fundación Esquel y la Universidad del Azuay trazó un panorama sombrío sobre el tratamiento oficial inequitativo a Cuenca y la provincia. Las remesas de los migrantes desafían la marginación y dinamizan la economía

El evento auspiciado por la Fundación Esquel es parte de un proyecto nacional para conocer los problemas y preparar una hoja de ruta que busque soluciones. “La democracia consiste en mantener conversaciones difíciles”, dijo Boris Cornejo, Presidente de la Fundación. El Rector de la UDA, Francisco Salgado, se refirió al papel de la academia para crear espacios que faciliten la relación interinstitucional en pos de metas hacia al desarrollo sostenible de la sociedad.

Para Santiago García, especialista en temas económicos y profesor universitario en Quito, los consensos tienen un valor económico, especialmente en países como Ecuador, que sufren una insuficiente inversión, baja producción, inestabilidad fiscal y mínima presencia de inversión extranjera, lo que torna indispensable crear iniciativas y preparar proyectos aceptados por los sectores involucrados.

La ex Vice Prefecta del Azuay (2014-2019), María Cecilia Alvarado, habló del centralismo como una aberración administrativa y política, a pesar de que el primer artículo de la Constitución determina que el Ecuador es un país descentralizado. En la práctica el gobierno es centralista e incumple el mandato constitucional, especialmente en lo que se refiere a lo económico, lo que genera inequidad y pobreza en el sector mayoritario de la población. El Ecuador es un país rural, si se considera que de sus 244 cantones el 56% tienen menos de 30 mil habitantes y 15 menos de cuatro mil.
Según la ex funcionaria la distribución de recursos no se hace en relación a las necesidades reales de las provincias y cantones, sino en consideración a los votos que deciden las elecciones. Por ello la atención preferente a los grandes conglomerados urbanos. La inequidad es económica y territorial.

 Rosario Utreras, Coordinadora de las Mesas de Convergencia de Esquel, a nivel nacional.

El caso de la vialidad es lo más vergonzoso que sufren Azuay y la región austral, denunció Enrique Serrano Cordero, economista con importantes estudios sobre la realidad social y económica, ex Director del Centro de Reconversión Económica del Azuay, Cañar y Morona Santiago (CREA), entidad desaparecida en el gobierno de Rafael Correa que se transformó en filial de la Secretaría de Planificación y Desarrollo (Senplades) y ahora en un ente burocrático llamado Planifica Ecuador.

El panelista demostró, con cifras oficiales, el discrimen gubernamental en el tema de la vialidad. Según fuentes del Ministerio del Transporte la inversión nacional en vialidad en 2019 fue de 11.058 millones de dólares, de los cuales 302 se los destinó al Azuay, lo que equivale al 2.7% del total, ubicándose en décimo segundo lugar en orden de atención por provincias.

La Panamericana tiene características que grafican la marginación, pues desde el límite con la provincia de Chimborazo es una carretera angosta y mal mantenida. De allí a Quito y hasta la frontera con Colombia es una vía de condiciones marcadamente mejores. Aún más: hay un proyecto gubernamental para evadir el paso de la Panamericana por el Azuay, desviándola por la Costa hacia Huaquillas.

La incidencia de la calidad vial perjudica a los usuarios. Según Serrano un pasaje por carro de Quito a Riobamba cuesta tres dólares, pero de esta ciudad que está aproximadamente en la mitad del trayecto, hasta Cuenca, cuesta 12 dólares.

En la administración del cuencano Paúl Granda como Ministro del Transporte, a inicios del gobierno de Lenín Moreno, se anunciaron obras viales en Azuay y el Austro, como pasos a desnivel en la vía Cuenca-Azogues; un nuevo acceso a Cuenca desde Tarqui, en la vía a Machala; un viaducto en el trayecto de Cuenca a Gualaceo, cuyos estudios encargados a la Universidad de Cuenca no los recibe el Ministerio, como una estrategia para no ejecutarlas.

 Tramo de la vía Azuay-El Oro plagada de remiendos y baches. La foto, tomada el 24 de febrero en el sector de Pichanillas, muestra sus condiciones. ¿Tolerarían autoridades de otras ciudades o parroquias del país, con indolencia, semejante vergüenza? Azuay no tiene quién le defienda.

Azuay es una de las provincias en la cola en cuanto a calidad del terminado de las carreteras. Cuando en 1998 se suscribió la paz con el Perú, una de las obligaciones contraídas por el gobierno del Ecuador fue construir la carretera interoceánica de acceso al Amazonas. La ruta técnica y económicamente más conveniente es la de Paute-Méndez-Puerto Morona, pero el gobierno de Correa decidió que partiera de Manta, pasando por Guayaquil, ruta que al fin quedó abandonada. El tramo Méndez-Puerto Morona ya se había construido años atrás y era una ventaja que no se la utilizó.

Enrique Serrano se refirió también a otros indicadores de discrimen al Azuay y al austro, como en el tema eléctrico, que a través del Proyecto Integral Paute genera el 33% de la hidroelectricidad del país. No obstante, el empecinamiento del gobierno anterior fue el proyecto Coca Codo Sinclair, con contrataciones chinas bajo sospecha y con afectaciones ecológicas al desviar cauces para el represamiento forzoso del agua, provocando la casi extinción de la famosa cascada de San Rafael.

El actual gobierno impulsa proyectos mineros en el Azuay, atentando contra el medio ambiente y la supervivencia de los habitantes de Cuenca, por la contaminación de las fuentes que alimentan los sistemas de agua potable.

Ante la falta de equidad gubernamental en la asignación de obras y recursos para Azuay y Cañar, ha surgido como una salvación la emigración, pues los migrantes envían 600 millones de dólares anuales al Azuay y 250 millones al Cañar, dinamizando la economía, aunque al alto costo del abandono del campo y la agricultura.

La Universidad del Azuay y la fundación Esquel suscribieron un convenio para crear nexos de ayuda mutua en trabajos de investigación, capacitación y fomento de iniciativas que lleven al conocimiento de los problemas de la realidad de Cuenca y la región y a planificar sus soluciones.

Los panelistas: Santiago García, Enrique Serrano Cordero y María Cecilia Alvarado. Los dos últimos demostraron con fuentes oficiales el discrimen oficial para el Azuay y al Austro.

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