La falta de experiencia en el combate a grupos terroristas avezados y bien equipados y financiados, no exculpa la serie de “chambonadas” que se registraron en el secuestro a los periodistas de diario El Comercio, y ni el medio de comunicación se salva del fallo tan garrafal de enviar a sus miembros de reportería en un vehículo que en caracteres como para que los mire un miope decía “Prensa Diario El Comercio”.

La falta de experiencia en situaciones de terrorismo y secuestros ha sido esgrimida, tanto por los familiares de los trabajadores de la prensa secuestrados y asesinados por el grupo liderado por Alias Guacho como por expertos militares en seguridad y observadores del tema. En realidad, nadie tiene experiencia, valga la obvia redundancia, hasta que “experimenta” algo. Como el inocente niño que acerca incauto una mano al fuego y siente la quemazón, para después abstenerse de hacerlo.

En efecto, ni el país ni sus fuerzas de seguridad y defensa poseían mayores experiencias en secuestros con fines políticos y que rebasen el marco de la mera delincuencia común, ni habían tenido que lidiar, hasta ahora, con coches bomba y explosivos emboscados en las vías para provocar el mayor número de víctimas, esto es terrorismo puro y duro.

Sin embargo, la falta de experiencia, la virginidad en el combate a grupos terroristas avezados y muy bien equipados y financiados, no exculpa, en lo absoluto, la serie de “chambonadas” que se registraron en el tema del secuestro a los periodistas de diario El Comercio, y ni ese órgano de comunicación se salva de un fallo tan garrafal como enviar a sus miembros de reportería y chofer en un vehículo que en caracteres como para que los mire un miope decía “Prensa Diario El Comercio”. Primer y trágico error. Luego, los militares y policías que controlaban la vía de acceso a Mataje y la frontera norte, de ninguna manera debieron permitir que el equipo siga adelante. En cuanto a los equipos gubernamentales a cargo de las negociaciones y contactos con los secuestradores, todo al parecer fue una cadena de equívocos, ingenuidades y perder de vista por momentos que no se trataba con bisoños en estas actividades sino con gentes de experiencia de años y décadas, como los elementos desprendidos de las FARC que plagiaron a los reporteros y al conductor.

Tampoco la actividad del Jefe de Estado ha sido de lo mejor, entre la depresión y el desafío, ofreciendo plazos perentorios a los secuestradores y, finalmente, las fuerzas de seguridad y gobierno de Colombia, el país de donde nos viene la plaga del terrorismo narcotraficante, como haciéndose el quite, primero, y luego demostrando una vez más que sus fuerzas para nada controlan el territorio fronterizo con Esmeraldas, donde infestan los carteles de la droga, sus redes de informantes y caletas y en definitiva toda la infraestructura que sustenta, financia y protege a estas peligrosas y muy poderosas agrupaciones de narco delincuentes terroristas. 

La pareja secuestrada, de cuyo paradero ignoran al parecer todos, menos obviamente los secuestradores, también son víctimas de esa mezcla de inexperiencia, por lado ecuatoriano, e indolencia por parte colombiana.

 

 

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