Por Eliécer Cárdenas
Derecha e izquierda no son meros membretes sino que representan ideologías diametralmente opuestas que hacia el centro tienden a borrarse pero no a desaparecer del todo |
Con las elecciones de febrero de 2017 acercándose conforme se deshoja el calendario de 2016, el tiempo de los pactos, los acuerdos, las alianzas y las componendas parece estar a la orden del día. Hace unas semanas, en Cuenca se reunieron Nebot, Paúl Carrasco, Ramiro González y otros personajes y figuras de la política opositora para, no se sabe bien a qué, pero ciertamente con ánimo de formar alguna suerte de alianza o convergencia que enfrente con éxito el próximo panorama eleccionario. |
Si bien la cita de Cuenca fue un tanteo y en definitiva un semifracaso para sus participantes, desde la izquierda sus formaciones intentan también unidades y acuerdos. Paco Moncayo, el ex militar y ex alcalde de Quito, se mirará como una opción capaz de aglutinar, si se afinan acuerdos, a Unidad Popular (ex MPD), Pachakutik, CONAIE, los restos de la Izquierda Democrática y otras agrupaciones que se identifican con la izquierda o por lo menos a centroizquierda, con lo cual se perfilan tres grandes candidaturas para 2017, la del Gobierno con la figura que sea presentada para la contienda; la derecha, sea con Guillermo Lasso, si consigue convencer de que es opción más o menos con arrastre, y la de la izquierda y la centroizquierda, con Moncayo u otro candidato que logre consensos y acuerdos. Aquel sería uno de los escenarios, el otro, que como suele ser usual, se presenten a las elecciones cinco, seis y hasta siete binomios cada cual representando a su tienda política y su tendencia, con lo cual ciertamente le harían un favor a PAIS, que tendría así más opciones para no solamente vencer en las elecciones presidenciales, sino lo que más le interesa, obtener una amplia mayoría en la Asamblea Nacional, porque en el próximo período quien o quienes controlen el Parlamento controlarán el poder tan ventajosamente concentrado en el Ejecutivo durante los nueve años y pico de gobierno de la “Revolución Ciudadana”. No siempre –o más bien casi nunca- triunfan los imponderables de la política que si es una ciencia –cosa digna de dudar- nunca es exacta. |